Título | Antecedentes económicos de la independencia de Chile |
Autor | Hernán Ramírez Necochea |
Editor | Prensas de la Ed. Univ., 1959 |
En el siglo XVIII ya se pueden apreciar con claridad los frutos del trabajo desarrollado en chile durante la época precedente; las fuerzas productivas que había podido generar la actividad reseñada, alcanzaron efectivo e impetuoso crecimiento. Hubo creación de nuevos capitales e inversión de ellos en diversas actividades con lo que la dotación economía general del país se amplio en todo sentido. 32
| Cobre | Plata | Oro |
Siglo XVII | 45.000 toneladas | 500 Kilos | 35.000 Kilos |
Siglo XVIII | 62.000 toneladas | 200.000 Kilos | 92.000 Kilos |
1701-1720 1721-1740 1741-1760 1761-1800 | 2.000 “” 5.000 “” 15.000 “” 40.000 “” | 1.000 “” 19.000 “” 30.000 “” 150.000 “” | 8.000 “” 8.000 ”” 16.000 ”” 60.000 “” |
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La manufactura experimento también notable crecimiento en todas sus ramas, continuo con su organización que tuvo en los siglos XVI y XVII; eso si que dispuso de una mano de obra mas calificada, con lo cual sus productos mejoraron de calidad; dos hechos son demostrativos de la mas alta capacidad manufacturera alcanzada en el país en la segunda mitad del siglo y la instalación – por los jesuitas- de talleres donde se fabricaban relojes. 34
“la primera iniciativa para fabricar cañones y piezas de artillería, parece que fue tomada por el gobernador Amat; en un informe pasado al rey por el cabildo de santiago el 30 de abril de 1760, se menciona “ la fundición de cañones y balas en que esta entendiendo con acierto y felicidad en esta capital en que se ven a un tiempo dos monstruosidades por la novedad que contienen para estos países: la una es la formación de piezas tan pulidas que no ceden en primor a las mejores de Europa y la otra ser regladas en todo rigor matemático y dibujadas por los hijos de la patria con tan bellos ajustes y ser tan sujetas a reglas geométricas que no tienen que envidiar a los de las mas famosas academias. (Manuscrito Medina. volumen 191. Doc. 4.369, Pág. 27)
Además de lograrse los mencionados aumentos en al producción, se realizaron serios esfuerzos para diversificarla; en las provincias del norte se ensayaron cultivos de arroz, caña de azúcar, algodón y tabaco, aunque sin éxito; mas afortunados fueron los intentos para plantar lino y manufacturarlo; desgraciadamente una prohibición del gobierno español fechada el 25 de junio de 1801 malogró esa iniciativa. 35
Tan significativo fue el progreso económico alcanzado por el país, que a mediados del siglo, en 1749, se juzgo oportuno establecer una casa de monedas; mas tarde, en 1789 se dispuso la creación del tribunal o junta de minería; y luego, 1795, a instancias de los hombres de negocios, de los comerciantes y del cabildo de santiago, se creo el tribunal del consulado. La instalación de estaos importantes organismos demuestra que la conformación de la economía chilena había experimentado substanciales cambios y, sobre todo, que había ganado en complejidad en riqueza y en potencialidades. 36
Resumiendo se puede afirmar que al termino del periodo colonial, chile posee una vida económica propia, dotada de específicos caracteres y de un conjunto de elementos capaces de alentar una creciente capacidad productora. 36
Profesor Emilio Romero: “en la historia económica del Perú se puede encontrar un antecedente lejano sobre la formación de la idea del Perú como entidad independiente y con problemas económicos y humanos propios, leyendo el voluminoso informe del oidor pedro bravo de lagunas con motivo de un sonado pleito que tuvo lugar…en 1775” [1]
Reformas modernizadoras en el siglo XVIII.
Se trataba fundamentalmente de superar el estado de postración en que se hallaban las actividades económicas de la península. Se procuro realizar esta finalidad mediante una más activa cohesión de la economía española con la de sus colonias, de lo que podía lograrse a través de la intensificación de su intercambio y la consiguiente supresión de las restricciones que databan del siglo XVI. Su contenido y su orientación significo, en suma, la total ruptura del severo monopolio controlado y dirigido por la casa de Contratación. 39
En ningún instante la metrópoli abandono lo básico de su política mercantil con respecto América, que consistía “en el traslado de manufacturas y frutos españoles a cambio de oro y la plata que se extraía de las minas indianas”.[2]
Todas estas medidas tienen una importancia extraordinaria en nuestra historia económica. Sus proyecciones, de gran trascendencia, no pasaron desapercibidas para los gobernadores ni para los hombres de negocios de la época. Con ellas se evidencio, en primer termino que las acciones realizadas por el gobierno metropolitano con vista a fortalecer la economía hispana, no eran adecuadas ni convenientes a la economía chilena. En segundo lugar, y como resultado de lo anterior, se empezó a hacer notorio el antagonismo entre las necesidades e intereses económicos de chile y los del sistema económico establecido por la metrópoli en América. Por ultimo, con estas medidas y sus efectos, quedo perfectamente sentado un hecho: chile había llegado a ser una unidad económica tan definida, que para su posterior desenvolvimiento necesitaba de una política particular que contemplara justamente sus específicos intereses, determinados por la singular conformación de toda su vida económica. 40
Consecuencias del reglamento de libre comercio de 1778.
Con artículos elaborados en el exterior, en razón de su superior calidad y de los precios mas bajos a que fueron importados, entraron en ventajosa competencia con los productos de la incipiente industria chilena, la que comenzó a decaer en forma notoria reduciéndose los volúmenes de su producción y aun extinguiéndose virtualmente algunos rubros de ellas. Barros rana escribe a este respecto lo que sigue:
“las mayores franquicias dadas al comercio colonial desde antes de mediados de ese siglo, y su subsiguiente desarrollo, trajeron al pacifico muchas naves españolas que venían bien aparejadas y con cables mejor elaborados, se produjo como consecuencia, una disminución en la venta de las jarcias elaboradas en chile…esas franquicias comerciales perjudicaron a otra industria que se había desarrollado en nuestro país, esto es, la construcción de embarcaciones. [3]41-42
En una palabra, comenzó gradualmente a reducirse la significación económica de una actividad productora que satisfacía el mercado interno y que aun era capaz de hacer envíos al exterior. Chile comenzó a ser un país consumidor de manufacturas extranjeras, fenómeno que se acentuó con posterioridad a la independencia. 43
En su informe al gobernador Ambrosio O’Higgins, Domingo Díaz de salcedo y muñoz, se refiere a los daños que han experimentado las fraguas de Coquimbo, que “fabricaban piezas de cobre útiles al reino” (Archivo vicuña Mackenna, vol. 304-F).
Las pieles para curtidos… formarían en el reino uno de los mejores ramos de la industria si su beneficio hubiese progresado algún tiempo; pero como ha seguido el mismo orden de inercia que advertimos en otras cosas, las provincias inmediatas, prosperaron en conocimientos, han ocasionado la decadencia que se advierte en el en nuestros días, siendo así que en los años anteriores se hacia crecidas exportaciones de cordobanes para el Perú y Buenos Aires” (Anselmo de la cruz: memoria leída ente el tribunal del consulado el 19 de enero de 1807. reproducida por M. Cruchaga: la organización económica y la hacienda publica en chile, Pág.337). 43
“el libre comercio – escribe el historiador peruano Carlos Deustua Pimentel- trajo como resultado el derrumbamiento de las pocas fabricas florecientes, al abarrotar completamente las mercancías los mercados de América. Así, la medida liberal vino a traer malas consecuencias para el logro de un auge económico de tipo industrial”. [4]
Refiriéndose a la situación a la provincia de la plata, Ricardo Levene anota: “fue en efecto, el activo intercambio que se inicio con los reglamentos de 1778, la causa de la decadencia de las primeras industrias nacionales”. [5] 44
La prolongada existencia de una balanza comercial fuertemente adversa, suscito una aguda crisis comercial cuyas negativas repercusiones se hicieron notar sobre toda la economía nacional. Esta crisis tuvo variadas manifestaciones.54
Desde luego, a partir de 1783 –año en que realmente el reglamento de 1778 comenzó a producir efectos ---como consecuencia de su considerable internación, el mercado chileno quedo virtualmente saturado de productos extranjeros, los que experimentaron una baja apreciable; tan agudo fue este proceso, que en el mes de julio de 1786 el navío “diamante”, que llego a Valparaíso con una “desmedida cargazón”, tuvo que abrir créditos”…con plazo de un año y medio y a precios a que otros cargadores no podían costearse. Vieronsé entonces abrir tiendas a propósitos para vender géneros vareados al mismo principal a que había comprado en Cádiz por mayor.”54
Se produjo además el quebrantamiento de la estabilidad de muchos comerciantes “en prueba d esto, ---informaba francisco Javier Errazuriz—tenemos que desde el año ochenta y seis en que fui juez de este comercio, hasta el año pasado de ochenta y ocho, pasan de setenta los mercaderes fallidos, sin contar los no descubiertos.”[6][7]
El propio gobernador Ambrosio O’Higgins informaba al gobierno español que el equilibrio de la balanza comercial se lograba haciendo salir el oro y la plata; añadía en seguida: “ no debería causar espanto ni cuidado semejante constitución siendo estas materias preciosas, la ordinaria mercancía y producto de las indias, si el reino de chile abundaba en ellas y retuviera alguna parte para incrementar su fondo y comercio provincial; pero extenuándose periódicamente de toda su substancia para pagar los frutos y efectos que compre afuera, llegara este cuerpo político al estado de la mayor inercia y de existir sin vigor . en seguida, O’Higgins agregaba: “no es dudable que el comercio interior de chile esta abatido por falta de circulación y escasez de moneda, saliendo la que se labra sucesivamente desde la real caja a ka tesorería del correo, para exportarse a reinos extraños”. [8]
Liberación de la economía.
El gobernador Ambrosio O’Higgins, pidió informe al juez de comercio Juan Francisco de Lavaqui, quien, para emitir una opinión fundada, se reunió con un grupo de comerciantes de santiago el 26 de septiembre de 1792. En esta ocasión, el pronunciamiento unánime de los mencionados hombres de negocios fue favorable a la idea de comerciar con Acapulco, expresándose las siguientes razones. [9]
1º que el azúcar mejicana se podría vender “con mayor equidad que la que viene de lima”, con lo que en Chile “será el común de sus habitantes muy aliviado, tanto porque con la abundancia será abastecido de una especie que la costumbre y el vicio la ha hecho de la primera necesidad...como porque siéndoles menos costosas se verán socorridos de ese menester sin los estrechos que experimentan y los presentan un precio bastante tirante de que no pueden ceder tampoco los mercaderes que la expanden, por ser del mismo modo estrechamente estos de los primeros dueños a quienes compran”.
2º que tal proyecto abriría posibilidades para que Chile pudiera exportar “los frutos que copiosamente produce, y que son aparentes para el consumo y uso de los puertos y lugares que intermedian desde Valparaíso hasta Acapulco”., con indudable beneficio para sus consumidores; además, Chile podría adquirir añiles y otras substancias de uso corriente, “ofertándose a este reino lo mas equitativo en sus precios, como que tomarían sus habitantes y comerciantes todas esas cosas de primera mano y no como hoy, que las perciben después de haber pasado por segunda y tercera...”
3º que “entablándose este nuevo comercio, no se vera sujeto al reino a tomar azucares solo de lima”, es decir, quedaría roto el monopolio que los peruanos tienen en la provisión de este articulo; en efecto, se considero “útil y muy propicio a este reino el que se le extienda ese comercio, y no este en la infeliz constitución de tenerlo forzosamente con los hacendados de lima”.
4º que la petición de los peruanos estaba fundada en el sentimiento que les informe la rebaja en que vendrán sus comodidades con la propuesta negociación”; para esos mercaderes resulta conveniente que 2 se oprima y deniegue el desahogo al común de todo un reino, limitándose su comercio cuando se presenta ocasión oportuna de darle proficua amplitud...” frente a esto, se afirma: “ el beneficio común de todo Chile (es el ) que debe prevalecer al de unos tantos particulares que conspiran contra el proyecto atendiendo solo y procurando poner a cubierto su propia utilidad y la subsistencia de sus casas y familiares”
5º que la oposición al proyecto de Aguirre emana de mercaderes a los cuales se ha reconocido libertad y derecho para actuar en Chile y otros países americanos según su conveniencia, de tal suerte que “ cuando les acomoda, dirigen sus buques a buenos aires con azucares, cargando de regreso sebos para lima, ya la cuidad de concepción para llevar esa misma especie de trigo, y otras cosas cuando ven que en el puerto de Valparaíso no se les facilitan cuanta ventaja quieren en los precios de sus compras”.
6º que el comercio de Chile tiene derecho a disfrutar de la misma libertad que se reconoce al de los peruanos: “porque se le ha de negar y cerrar una puerta que bellos tienen amplia y a su arbitrio?” los hombres de negocios de Chile no han subscrito compromiso alguno a favor de los de los de lima “en que desprendiéndose de su libertad, se obligasen a estar sujetos a ellos y de no comprarles mas que a ellos la especie”.
7º que la ampliación del comercio chileno produciría indudables beneficios a la economía del país; “se aumentaría la agricultura; resultando por lo mismo el que tomasen mayor incremento las faenas de minería, pues así se harían mas equitativas y fáciles sus habilitaciones” : además, “excitaría a muchos a que formasen barcos que girasen para ellos lugares y puertos, con los que lograría el reino se trajesen tanto en estos como en otros... efectos que comprados allí salen un ciento por ciento y muchas veces un ciento cincuenta menos que a los que se compran en lima”. 73-74
Con ello queda perfectamente en evidencia que Chile, además de ser un cuerpo u organismo económico diferenciado, es también una entidad política cuyas autoridades, no obstante depender de España, claman por autonomía con respecto a autoridades que se juzgan extrañas, en este caso, el virrey del Perú. 76
Tal estado de cosas producía en nuestros terratenientes profunda animosidad contra la preponderancia peruana en la economía chilena: además, la situación descrita gravitaba negativamente sobre el país, ya que obstaculizaba la formación de nuevos capitales y, por tanto, la realización de iniciativas destinadas a impulsar el progreso nacional; en aquel momento de nuestra historia, esos intereses y estas posibilidades tenían un alto grado de identificación; eran, por tanto, legitimas las siguientes palabras de los ya citados representantes del cabildo y comercio de santiago: “concluimos esta reverente presentación poniendo en la real noticia de vuestra majestad la aflicción y apremio en que al presente nos hallamos sin mas motivo, causa ni delito que haber como vecinos amantes de su patria y de la quietud y tranquilidad del reino, admitido la diputación que nos confirió el vecindario y comercio para todo lo concerniente al bien de la causa publica”. 79
En el fondo, puede decirse que ella es una especie de crisis de crecimiento. A lo largo de la colonia germino y maduro un organismo económico poseedor de indudable potencialidad y apto para desenvolverse vigorosamente. Sin embargo, esta estructura carecía de libertad: 1. por una parte, estaba subordinada a la política económica española; 2. Sobre sus actividades se hacia sentir la influencia omnipotente de los intereses dominantes en el virreinato del Perú.
Esta doble sujeción actuaba sobre las fuerzas productivas de Chile comprimiéndolas, aprisionándolas y respetándoles posibilidades para que pudieran expandirse, intensificarse y llegar a un más alto nivel de crecimiento.81
En pocas palabras, cabe afirmar que el país necesitaba romper el enclaustramiento economito, zafarse de las limitaciones que gravitaban sobre el comercio internacional y abrir posibilidades de expansión a su enorme potencialidad productora que se encontraba contenida. Esencialmente, todo esto significaba que la estructura económica nacional requería independencia; era preciso que ella funcionara de acuerdo a una política económica elaborada en el país que tomara en cuenta la índole de sus actividades y las fuerzas de que disponía para su ulterior desenvolvimiento. Es decir, era urgente una política económica chilena que sirviera los intereses de Chile. 86
Hombres ilustrados
Entre 1789 y 1810, se adquieren plena conciencia sobre estas necesidades; una cantidad de hombres ilustres no solamente las expone con inigualada claridad, sino que también ejecuta esfuerzos que permitan su realización. Entre ellos merecen ser nombrados Ambrosio O’Higgins, Manuel de salas, José de Cos de Iriberri y Anselmo de la cruz .detengámonos brevemente a examinar sus planteamientos.
1º al gobernador Ambrosio O’Higgins le corresponde palpar en forma directa la situación creada a la economía chilena en el ultimo cuarto de siglo XVIII; se dio cuenta cabal de la crisis que la agobiaba y también tuvo una visión bastante acertada respecto de los remedios que convenía adoptar. Todo esto queda en claro leyendo el informe pasado al gobierno de España el 21 de septiembre de 1789, y analizando su gestión frente al gobierno del país.
En el mencionado documento, O’Higgins exhibe un avanzado criterio; para el, la fundamental consistía en “las ideas y no desperdiciar cualquiera, que de algún modo utilice el proyecto de prosperidad de Chile, aunque sea necesario superar las leyes ordinarias del sistema y gobierno de estos dominios”. Estas palabras, muy breves revelan que aun el gobernador designado por la metrópoli reconocía de los intereses nacionales de...una colonia”.
O’Higgins da a conocer abiertamente su criterio a favor del fomento de la producción chilena; preconiza la introducción de cultivos como de la caña de azúcar, del algodón, del arroz. Y del tabaco; sugiere el establecimiento de manufacturas de pólvora y lino, esta ultima bajo el amparo del algún real privilegio. En seguida, pide que “por particular concesión franquee el rey el comercio de navíos encargados de caldos, harinas y frutas de chile a lo menos para Guayaquil, pana y puertos de Sonsonate y realejo en el reino de Guatemala”, y que se arbitren medidas para que los barcos que vienen de Europa a Chile, lleven de retorno “una parte del valor de sus cargazones en aquellos frutos, cobres y yerbas de esta tierra”.
Pero el gobernador no solo se limito a formular proposiciones como las indicadas; es bien sabido que realizó una fructifica visita a los provincias del norte, durante la cual adoptó una cantidad de resoluciones orientadas al progreso de la minería, la agricultura, y al comercio de aquella zona, y puso en practica algunas plausibles iniciativas en orden a introducir nuevos cultivos, estimular la producción minera [10] y manufacturera, a impulsar la pesca, etc. Además, emprendió algunas obras de positivo valor, sobresaliendo entre ellas la construcción del camino de Santiago a Valparaíso y la fundación de algunas ciudades. 88
Si se tiene en cuanta la forma como actuó y el sentido y el sentido que supo imprimir a su acción, cabria –con mucha propiedad--- reconocer que este mandatario es uno de los precursores de la independencia. Mantuvo una lealtad inconmovible hacia España y a su rey; pero, por otro lado, impulso muy activamente el desarrollo de Chile, contribuyo a apresurar la evolución de esta unidad nacional que estaba en crecimiento; entendió que chile había llegado a cierto grado de madurez y que correspondía a un gobierno eficiente ajustarse a esta realidad y servirla con dedicación, aun cuando para ello fuera preciso alterar criterios y normas que fundamentaban al imperio español…”89
José de Cos de Iriberri.
Cos de Iriberri expone su pensamiento animado de un propósito central “sacar la población, la agricultura, industria y el comercio de este reino del estado de languidez en que se hallan”. 89
Pero esta languidez económica que sufre el país tiene distintas manifestaciones, pero la más grave de ellas, es la situación de miseria en que se encuentra sumida la mayor parte de la población. “el repetido contraste que presentan a la vista del lujo de algunos y mendicidad de muchos, el establecimiento de unos, y los ningunos recursos de otros, y en una palabra, la comodidad de los menos y la miseria de la muchedumbre es una señal característica por donde se conoce que son muy cortos y muy lentos los pasos que da en la carrera de su prosperidad este reino”.
En su concepto, los antecedentes del problema que analiza son dos: el escaso desarrollo de la producción y la limitación o estrechez del mercado externo. Este último actúa –en gran medida-- determinando al primero; siendo este reino fértil, sano y regado, la salida de los frutos es el único y principal obstáculo que detiene los progresos de la agricultura.
Por eso es que llegó a sugerir la colocación de productos nacionales en todos los países de la costa del pacifico, hasta México, inclusive. Para lograr este fin, atribuyo gran importancia a la constitución de una compañía chilena de comercio, empresa a la que podrían otorgarse concesiones o privilegios que serian perniciosos, pues “se puede hacer ver que estando el comercio de este reino en su infancia, necesita de andaderas por aquel número de años que tarde en aprender a andar por si mismo, en cuyo momento también es cierto que debe suprimirse”. Con esta empresa no solamente se alcanzaría el objetivo propuesto; ella, además, liberaría a Chile de la nefasta tutela que ejercían los comerciantes de lima y le permitiría disponer de una flota mercante propia, eficaz instrumento para su progreso. 90
“Demos en las labores rurales ocupación a tantos miserables que acogiéndose a las poblaciones crecidas a buscar subsistencias, las gravan y no nos presentan otra cosa que el espectáculo de sus miserias y sus desordenes; proporciones propiedad al pobre colono o inquilino que habita estancias que no pueden llamar suyos ni aun los cuarto palos que forman su miserable choza y que por la infeliz constitución de las cosas se puede decir que esta sujeto a casi todas las servidumbres del régimen feudal, sin gozar de sus ventajas”.
De estas últimas palabras se deduce perfectamente que para Cos Iriberri los problemas económicos tenían implicaciones sociales serias y que la solución de aquellos debía encararse tomando en cuantas estas ultimas. Es por eso que su análisis de los asuntos que recaían sobre la agricultura lo llevo tan lejos como para que pudiera percibir la existencia de la cuestión agraria y de sus negativas repercusiones. De gran interés, en este sentido, los siguientes párrafos de su memoria presentada al consulado en 1799: 91
“¡Quien creyera que en medio de esta pompa y aparato de la naturaleza, la población había de ser tan escasa y que la mayor parte de ella había de gemir bajo el pesado yugo de la pobreza, la miseria y los vicios que son una consecuencia forzosa de ella misma! ¡Quien, lo creyera! Ello es, sin embargo, demasiado cierto. Los diarios robos, la embriaguez habitual, los continuos asesinatos la prodigiosa multitud de delincuentes de que rebozan las cárceles y los presidios, la forzosa impunidad de muchos delitos y la frecuencia de los castigos públicos, son un testigo irrefragable de esta triste verdad. En vano atribuiremos estos males a la fiereza de los habitantes, ni a su indolencia la otra parte. La pobreza, la falta de recursos es la verdadera madre que los da a la luz, los cría y los fomenta”. 92
Dividida la faja de terreno que entre mar y cordillera se extiende desde el desierto de atacama hasta más allá del Biobío, entre un corto número de propietarios, se ve reducida toda la masa de población a servir a estos en realidad o de inquilinos o de arrendatarios bajo condiciones más o menos onerosas según el carácter de los dueños, pero en las que la costumbre introducida por la primitiva distribución de tierras en un pis de conquista, que abandonaron sus antiguos poseedores, ha inclinado como pudiera demostrarse, la balanza de la equidad en contra de los miserables…” 92
Manuel de Salas
Como todos sus contemporáneos, Manuel de Salas consideraba que la raíz de los males que padecía Chile residía en el escaso desenvolvimiento alcanzado por su producción y en las reducidas posibilidades de colocar sus productos en mas amplios mercados. Por lo tanto, la solución al problema económico nacional consistía en eliminar las causas mencionadas. 93
Consecuente con este criterio, una y otra vez insistió en la absoluta necesidad de diversificar, ensanchar y perfeccionar la explotación minera, la producción agrícola y las actividades manufactureras. Con una insistencia notable, elaboro proyectos, expuso sus puntos de vista tanto a las autoridades del país como al gobierno metropolitano y, aún personalmente, desarrolló algunas interesantes iniciativas. Salas era un convencido de que chile poseía vastas riquezas naturales y energías humanas que “solo esperaban que una mano ilustrada y benéfica les abra cauce para fertilizar el país”. 93
Insistió también Manuel de Salas en que era preciso ampliar los mercados exteriores existentes y abrir otros nuevos a fin de que la producción encontrara estímulos para expandirse. Colocado en esta posición, se pronuncio decididamente a favor de una mayor libertad de comercio que la que tenía el país. Para el, el comercio libre había sido instituido por el Autor de la naturaleza, y solo una política mal entendida privada a chile de sus beneficios. 94
“Despreciemos aquellos errados principios de los que juzgan que los pueblos son tanto mas industriosos cuanto más miserables, más escasos y más infelices. Pues viviendo casi desesperados de conseguir las comodidades, miran con indiferencia su logro y se endurecen en sus mismas necesidades. Es infeliz el pueblo que no tiene trabajo, o que no le produce lo necesario para el sustento”. 94
Anselmo de la Cruz.
“La presente situación del reino en sus principales industrias es como de la de un enfermo delirante, que en medio de aquel furor abre sus venas, pierde su sangre y con ello sus fuerzas”. 94
“ya dije antes que se debe proporcionar la introducción en el reino de los conocimiento europeos y esta sola diligencia seria le medio más aparente y sencillo de facilitar toda clase de adelantamiento por la instrucción que se comunicaba y de que carecen, según esta demostrado. No es mi intento probar la introducción de maquinas, herramientas, el que se procuren hábiles fabricantes y maestros de artes mecánicas, que demandaría todo esto gastos muy considerables, y exige en el reino otra clase de comercio más activo que no se forma de un golpe, sino paulatinamente para que las extracciones fuesen sobresalientes. Esto es lo que agita y pone en movimiento las fábricas, la industria y la agricultura por la intima unión que deben tener entre si para que se adviertan sus rápidos progresos”. 95
(Técnica) A fin de promover el desarrollo técnico, sugirió la formación de una especie de sociedad de fomento de la producción nacional, a la que llamaba Sociedad Económica; a este organismo correspondería, en suma, preocuparse de “agricultura, industria, comercio exterior e interior, artes, manufacturas, mejora del cultivo, beneficio de los frutos, navegación, pesca, fabricas, trafico y demás objetos que se descubran necesarios”. 95
“¿Que medio más oportuno para el fomento de la agricultura, industria y comercio podría proporcionarse a nuestro reino, que el de franquear sin distinción sus producciones naturales a las naciones del globo?, que medio mas conducente para emplear los esfuerzos de la agricultura en un suelo feracísimo abundante en aguas, de inclinada ubicación para el riego y arregladas estaciones para el perfecto sazón, que proporcionar una segura extracción de sus cosechas, convidando al extranjero?... la industria desenredaría de las más duras entrañas, de los mas ocultos senos de la tierra, el oro y la plata, el cobre y demás metales y fósiles preciosos que conserva para otros mas diligentes”. 96
El establecimiento de la libertad de comercio, en su forma mas amplia, no solo abriría las compuertas a las diversas ramas de la producción nacional, sino que facilitarían la introducción al país de la que el llamaba los conocimientos europeos, es decir nuevas técnicas que podrían ser aplicadas para perfeccionar y ampliar la producción.96
Su espíritu objetivo le hizo comprender perfectamente que las instituciones coloniales eran del todo inoperantes o inadecuadas para servir al interés nacional; de ahí que, además de criticarlas acerbamente llegara al convencimiento de que la única manera de llevar a la practica las ideas que propugnaba, consistía en liberar la economía del tutelaje hispano; esto lo llevo a transformase en un fervoroso partidario de la independencia, causa que se entrego con todo entusiasmo y dedicación.96-97
Se sabe que a lo largo del siglo XVIII floreció en España un marcado interés por el estudio de las cuestiones económicas; numerosos estadistas y hombres de estudio como Jovellanos, Campomanes, Carrabús, Meléndez Valdés y otros, fuertemente influenciados por las nuevas concepciones económicas y políticos-sociales que se desarrollaron en Francia e Inglaterra, sometieron a dura critica los conceptos e instituciones tradicionales imperantes en España; ellos desenvolvieron, en síntesis, dos ideas básicas 1. El concepto de que la riqueza de un país no se mide por la cantidad de metales preciosos que posee, sino por el volumen y valor de su producción agrícola y manufacturera, y por la cantidad de su tráfico mercantil; 2. Importancia de libertad económica en general, y de la comercial en particular, apara alentar las fuerzas productivas algunos de estos autores analizaron el problema social vinculado al económico deteniéndose especialmente en la cuestión agraria, en relación con esto, hubo vigorosas criticas al régimen agrario y se llegó a propiciar reformas substanciales en el régimen de propiedad. 98
Dicho en otros términos, en el fondo de sus palabras y en las entrelineas de sus exposiciones estaba en el reconocimiento de que la vida económica general del país sufría los efectos de una violenta contradicción: a un lado, estaban las fuerzas productivas que pugnaban por expandirse, que se encontraban ante la necesidad orgánica, natural de crecer; en el otro, se hallaban los factores que, al mantener un rígido marco, impedían u obstruían esa normal expansión.98
Por lo demás debe reconocerse que las proposiciones en orden a lograr la ampliación del comercio internacional chileno no estaban fundadas en simples especulaciones teóricas, sino que en una situación real que había demostrado ser provechosas. Tal era el comercio de contrabando que realizaban en nuestras costas las naves inglesas y norteamericanas, comercio que se intensifico notablemente en los últimos tres decenios de la Colonia. El profesor Eugenio Pereira señala que entre 1788 y 1810 llegaron hasta nuestras costas a los manos 252 embarcaciones norteamericanas[11]muchas de las cuales realizaron un importante comercio ilegal por otra parte, aunque no se dispone datos completos, es posible sostener – a base de una multitud de informaciones asiladas – que una buena cantidad de barcos ingleses se dedico a este mismo tráfico; una prueba de la relativa importancia que las colonias españolas y portuguesas tuvieron para el comercio ingles , se revela en las siguientes cifras de las exportaciones británicas a América excluidas las indias occidentales y los Estados Unidos: [12] 100
1805…………………………1.446.136 libras esterlinas.
1806…………………………3.491.815 “” “”
1807…………………………2.581.872 “” “”
1808…………………………6.869.148 “” “”
1809…………………………7.471.322 “” “”
1810…………………………7.303.294 “” “”
Cabe recordar el incidente con la fragata Scorpions
La práctica del contrabando –irregular válvula abierta al limitado comercio. Enseñó a los chilenos que era viable y conveniente extender sus relaciones mercantiles más allá de los límites impuestos por la Metrópoli ; una vez producida la Independencia esta misma actividad –ilegal en virtud de la legislación hispana- sirvió de base a las crecientes e intensa vinculaciones comerciales de chile con Inglaterra los Estados Unidos y otros países. 101
En España no se podía “renunciar a tener los dominios de ultramar en justa dependencia de la metrópoli respecto al comercio”.[13] Se consideraba a los países americanos como centros encargados de proporcionar a la península las materias primas, los metales preciosos y los artículos típicos que producían y como mercados consumidores de manufacturas españolas o europeas transportadas por mercaderes hispanos. Es decir, prevaleció –como se ha hecho notar en otras páginas- la actitud típicamente colonialista que se manifiesta en todas las potencias metropolitanas. 101
“Se necesita precaver todo aquellos que puede producir perjudicares efectos a las manufacturas y al comercio de España…de ahí es que atendida la constitución de esta monarquía conviene fomentar en los dominios de América la agricultura y las producciones que allí ofrece pródigamente la naturaleza, y sirven de primeras materias primas a las manufacturas y a la compuestos de España, con lo cual a una tiempo se atiende y favorece igualmente al comercio de ambos continentes, proporcionando mas el cambio reciproco de efectos, pues de estos reinos conducirán los géneros y artefactos que en ellos se fabrican y transportaran de aquellos los frutos que abunden y aquí son necesarios”. [14]
[2] Carlos Dentua Pimentel: Concepto y término de “colonia” en los testimonios documentales del siglo XVIII, Pág. 689.
[4] Carlos Deustua Pimentel: concepto y término de “colonia” en los testimonios documentales del siglo XVIII. Publicado en “mercurio peruano”, Nº 330, Pág. 692.
[5] Ricardo Levene: investigaciones acerca de la historia económica del virreinato de la plata. tomo II, Pág. 152.
[6] Archivo Vicuña Mackenna: Vol. 304 F . Informe de Francisco Javier de Errazuriz al gobernador A. O’Higgins. 24 de marzo de 1789.
[8] Archivo dela capitanía general. Copiador de la correspondencia de este reino con S.M. Vol. 785. doc.153
[9] Archivo de la Capitanía general: vol. 589. oficio del virrey del Perú al gobernador de Chile. 26 de junio de 1792.
[10] Para perfeccionar los trabajos mineros, se trajo a marcos Alonso Gamero, quien debía realizar estudios mineralógicos en Santiago; con fecha 9 de octubre de 1787, O’Higgins envió una circular a los subdelegados de Copiapó y Coquimbo, pidiéndoles que remitieran muestras de diversos yacimientos de esas provincias para que Alonso Gamero realizara sus trabajos; O’Higgins confiaba en que ellos ayudarían a superar “el decadente estado que aquí tiene el ramo de la minería”. (manuscrito medina. Vol. 279. Doc.8.235, pág. 60).
[12] Datos tomados del informe de Williams Irving. Inspector general de importaciones y exportaciones. Aduana. Londres 8 de junio de 1812. British Parliamentary Papers: Account papers 181. Vol. X, pág. 61 en Hernán Ramírez Necochea. indepen.
[13] Richard Konetzke: la condición legal de los criollos y las causas de la independencia, pág. 51.