Thursday, February 11, 2010

Desde la “Libertad Distópica Neoliberal”, a la creación de un nuevo paradigma Político-Democrático-Participativo, en los albores del siglo XXI.



Análisis y reflexión en torno a la realidad mundial, chilena y los posibles escenarios para superar la Era del Nuevo Imperio.


Fuente principal: documental audiovisual “Zeitgeist Addendum” de Peter Joseph.

Martes 15 de diciembre de 2009:
El Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, comparó la invitación a Chile para ser parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como un cupo permanente para la selección chilena de fútbol en los mundiales.
Es como tener para siempre un cupo en el Mundial, con los equipos grandes”, comentó el jefe de las finanzas públicas que, sin embargo, dijo asumir la noticia con “orgullo y humildad”.[1]

            Esta noticia marca con orgullo y humildad, según lo expresado por el ministro Velasco, el éxito de las conversaciones del gobierno de la presidenta Bachelet con la OCDE, agrupación mundial de países, en el cual se encuentran, las economías y gobiernos más  estables y desarrollados del mundo, estableciendo así, otro vinculo con los “directores de orquesta” de la economía internacional. Relaciones que ya se venía instaurando desde el mismísimo gobierno autoritario y dictatorial de Augusto Pinochet y la implantación de la Economía Social de Mercado en el país, y acentuado aún más, con la llegada de la Democracia y los gobiernos de la Concertación, en todos los periodos en que ha estado en el poder, con tratados de libre comercio, con las grandes economías asiáticas, europeas y Estados Unidos.

Esta agrupación de partidos, de carácter “socialista pero renovado” que justamente, luego del Plebiscito de 1988 pudo llevar a cabo una transición democrática y así volver a  retomar esta senda, perdida por el Golpe de Estado de 1973, pero ahora dentro un mundo Globalizado. A sido el bloque político que mas a incentivado los vínculos con os grupos de poder económico que dominan el mundo. No necesariamente es culpa de sus principios ideológicos esenciales que la llevaron a dirigir los destinos de nuestro país, sino por el mundo en el cual le toco ser partícipe, donde los dos bloques en pugna constante después de la Segunda Guerra Mundial,  EE.UU y la URRS,  ya no existen. Con la caída del Muro de Berlín en 1989,  han caído también las contiendas ideológicas, donde  el neoliberalismo y el dominio de las grandes corporaciones, se ha expandido por todo orbe, sin respeto de límites nacionales y ha afectado trasversalmente a las sociedades occidentales y sobre todo, a nuestra realidad chilena.[2]

            Luego de indicar el marco histórico-político en que se encuentra el país en estos últimos 20 años, vamos a responder a la interrogante de si Chile, como país Democrático y Republicano, enmarcado en un Estado de Derecho, con instituciones democráticas estables, dentro de un patrón clásico de Democracia, puede hacer frente a la conspiración corporativa que señala el documental Zeitgeist, o por lo menos evitarlo o revertirlo. Según lo que postula nuestra hipótesis, es que si se puede,  pero mediante una serie de esfuerzos en conjunto, que no  viene exactamente de las instituciones democráticas, ni de un gobierno en particular, sino que de la misma sociedad, fuente e toda soberanía y poder político legítimo. Será ella, que al elegir a sus gobernantes y líderes institucionales, debe informarse detalladamente sobre sus propuestas y proyectos, influyendo a éstos, por medio de renovados grupos de presión, grupos intermedios, sindicatos y otras formas de expresión ciudadana. Sabemos muy bien que las Instituciones y Poderes del Estado como tal, son meras “cascaras democráticas” que se “llenan” con las tendencias ideológicas o económicas de una época determinada, pero que, sin embargo, están llamadas siempre al servicio de toda la comunidad, ese es su fin último, y es  esto, lo que hay que defender a toda costa.

            Contrariamente, las formas de dominación de las grandes corporaciones están basados en un mecanismo muy eficaz: el dinero. Que según el documental cala hondo en la conciencia humana, inculcándole la codicia como motor para superar la escasez, que es creada virtualmente por los medios propagandísticos. Acentuado por medios de telecomunicación, los cuales crean una realidad falsa. Todo ello, sustentado en las grandes compañías, sicarios económicos que compran a gobiernos y derrocan a los contrarios al sistema, bancos fraudulentos, militares al servicio del mundo privado y no de una nación. Por lo tanto, las corporaciones económicas, no buscan el bienestar de toda la comunidad, sino la ganancia, el lucro privado, que surge del intercambio económico capitalista, en menoscabo de la población la cual esta esclavizada por las deudas, los intereses y otras formas de dominación encubierta.

Todo lo anterior nos lleva vislumbrar la forma de dominación de este nuevo Imperio, que mas allá de ser un ente político como los imperios de la antigüedad y del los siglos XVIII y XIX, (Persia, Roma, Imperio Español y Británico, respectivamente) los cuales se basaban en el poder militar en el mismo territorio dominado. Esta Nueva forma de dominación lo hace solapadamente, con la mejor creación política de los últimos 2.500 años: La Democracia. Forma de gobierno que se vislumbró como una forma de superación del Absolutismo Monárquico, inculcando la soberanía de las los pueblos y el derecho a libertades individuales, se complemento con la libre empresa y la protección de la propiedad privada. Estos dos elementos económicos, propios del liberalismo económico fueron los que socavaron, los principios políticos de expresión ciudadana, como forma más completa de la manifestación de una sociedad. [3]

Estos dos últimos elementos, conjugado con los principios democráticos, fueron las bases del nuevo orden establecido actualmente. En ellas se sustentaron las primeras corporaciones bancarias, las primeras empresas, el sistema librecambista, y sobre ellas el nuevo Estado Liberal que daría el marco legal necesario, para hacer funcionar de la mejor forma, el manejo de flujos monetarios (el laissez faire, laissez passe[4]), influenciando así los destinos políticos y económicos de una nación. Éste Liberalismo Clásico pasó por la mente de  un hombre, Friedrich von Hayek, el padre del neoliberalismo  actual. Es un continuismo a las idea del Estado Liberal, pero en desmedro de las ideas democráticas:

La filosofía política de Hayek está finalmente muy próxima de las tesis desarrolladas por Locke. El Estado defiende el derecho natural de propiedad y está limitado por las cláusulas individualistas de un hipotético contrato fundador. El derecho se convierte entonces en el instrumento de protección del orden espontáneo del mercado. Lo que importa pues, principalmente, es la defensa del liberalismo económico. El liberalismo político es absorbido. Las ideas democráticas son relegadas a un plano secundario (…)[5]

Es aquí el punto de partida de la dominación de las grandes empresas y corporaciones, en el cual, paulatinamente se ha transformado a lo largo del siglo XIX y XX en una mega estructura de dominación mundial, basado en la creación de organismos financieros y prestamistas como el Bancos mundial,  el Fondo Monetario Internacional, o reservas federales propias del país de este país expansionista del sistema, Estados Unidos, el cual es un instrumento y brazo armado de estos grupos económicos, barre cualquier gobierno que este fuera del dominio corporativista, sin antes, ser tentado a participar de él, por los sicarios económicos que compran lideres y gobiernos fuera del mundo del neoliberalismo imperante, según lo observado detalladamente en el documental.

 Pero, nuevas formas de comunicación como el internet, los diarios, revistas, radios que no tienen un vínculo corporativo con las grandes empresas, van naciendo paulatinamente gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación. Éstas son nuevas herramientas de “sociabilidad política” con el cual,  las grandes masas excluidas de los sistemas democráticos pueden llevar sus posturas a cualquier rincón del planeta, aunando los dispares puntos de vista, críticos todos del sistema imperante en el mundo. Chile cabe dentro de esta nueva forma de hacer política, con la creación de movimientos ideológicos y sociales, fuera del bipartidismo del sistema binominal que está envuelta nuestra democracia. Paulatinamente se propagan por centros de estudiantes universitarios y secundarios, poblacionales, grupos de ONGs, grupos anarquistas y anti sistema,  entre otros, congregándose en nuevos cetros de pensamiento libres de todo control gubernamental.  Concordando acusadamente con un pasado histórico muy propio de un sistema oligárquico de gobierno, vivido en nuestro país a inicios del siglo XX. Sin embargo, más que la búsqueda de la participación ciudadana dentro del sesgado mundo político oligárquico de esa época, la misión ahora es romper las vendas de la desinformación que están dejando ciegos y mudos a nuestra sociedad política, único actor que puede hacer cambiar esta situación mediante su continua participación en los temas más importantes de que incuben a su sociedad, tanto por la vía de la votación popular, como siendo parte integrante de una comunidad política determinada, Ejecutando y ocupándose responsablemente de sus obligaciones como ciudadano. Este actor social, fuente de todo movimiento político, está siendo manipulado por el juego del dinero y manejado como un títere pasivo por el bombardeo audiovisual, creando una red de dominio muy eficaz, pero a la vez fácil de romper si tenemos dos pilares fundamentales en el cual basar nuestra propuesta de un cambio integral.

Lo primero sería la creación de un movimiento fuerte y alterno, consciente de este dominio corporativo, el cual pueda manifestarse, con todos los medios que pueda controlar de manera libre, sin inculcar violencia a sus demandas, pero con un alto sentido de convicción, que integre los intereses de todos los sectores de la sociedad, que sea sostenida en el tiempo y que no transe sus ideales y principios. Demostrando así, a todas las esferas públicas y privadas, que es una alternativa nueva y capaz de crear cambios desde abajo, y presionar por transformaciones profundas, en la relación de la estructura política con la esfera económica.

Por otro lado, una Educación Liberadora, génesis de una nueva conciencia. Al contrario de la educación impartida de manera sutil como relleno pedagógico y cultural de los estudiantes, el cual es de muy mala calidad y solo sirve para la creación de grandes masas de obreros. Es necesaria una reforma en la calidad misma de ella, y en el objetivo que se persigue. Se debe  crear un individuo capaz, libre, con voluntad para desarrollarse personalmente pero a la vez integrado a su sociedad. Donde prime sus objetivos persones, y confluya también  con los fines últimos y el bienestar de toda su comunidad. Éste último punto es el más difícil de cambiar. Mientras exista un tipo de gobierno coludido con las grandes transnacionales, no se podrá sobrepasar los niveles de calidad educativa que tiene muchos de los países más desarrollados. Por lo tanto, los mismos actores educativos, profesores y alumnado, son los responsables de llevar a cabo estas transformaciones dentro de la comunidad educacional. Un claro ejemplo de ello fue la llamada “Revolución Pingüina”, la cual, manifestó estas ansias de mejoras en la calidad de la educación, germinando íntegramente este movimiento dentro de las aulas y establecimientos educacionales chilenas. Obligando a los detentores del poder político a crear nuevas formas de dialogo y transformación en el ámbito educativo.

No necesariamente como señalamos con anterioridad, los cambios se producirían desde arriba, ya que como bien sabemos es ahí donde actual la presión de los grupos económicos, mediante lobby, ayuda financiera a los partidos, u otras formas de entablar su sello particular. Nuestros gobernantes están conscientes de la presión externa que fluye desde los países más ricos, en los cuales descansa en poder financiero y que muchos de ellos, también se benefician de sus prerrogativas.  No quedando otro camino que seguir sus directrices. No obstante, podemos hacer presente nuestra molestia desde todos los mecanismo que nos da nuestras instituciones democráticas, que no son pocos, solamente hay que estar informado de todas las puertas y ventanas que nos permite el mismo modelo político y económico que nos oprime, siempre eso si con la convicción permanente e inmutable que se puede cambiar la realidad mediante la no violencia, la integración de cualquier individuo sin menoscabo de su condición económica, social y política, y también con metas claras y formas de defender los derechos individuales y los principios básicos del espíritu democrático.

Y como bien lo señalo Mahatma Gandhi: “El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes”. Sin embargo, esa ”humildad” se gana con una claro cambio de conciencia interna de la humanidad. Algo que hasta el momento, es una tarea difícil de crear y desarrollar, en un mundo individualista, egoísta, que perdió todo lo esencialmente “humano y democrático”, fuentes de toda evolución material y espiritual de la especie humana. 


          

[2] Cabe recordar el Consenso de Washington llevado a cabo en 1989,  como una forma de prescribir las nuevas dinámicas económicas de países en vías en desarrollo como el caso de Chile. Entre estas dinámicas se encontraba, la Disciplina fiscal, Liberalización del comercio internacional, Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas, Privatización, Desregulación, entre otras. Todo con el fin de “achicar el Estado ineficiente” y delegar sus funciones a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras.
[3] Véase: Karl Marx, El Capital. Ediciones Signos, 1971. Este autor ya clásico, fue el primero en sostener que las grandes corporaciones burguesas, y el capitalismo internacional, son los grandes males  y miserias que azotan el mundo moderno. Con una clara visión de los mecanismos y flujos del capital en una sociedad burguesa, en su obra El Capital, vislumbra la creación de una “nueva sociedad” manejada por la dictadura del Proletariado, y controlada desde el Estado, desde una perspectiva propia de su tiempo, el siglo XIX.
[4] Es una expresión francesa que significa "dejad hacer, dejad pasar", refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.(Fuente:Wikipedia)
[5] Denis Boneau: Friedrich von Hayek, el padre del neoliberalismo, (en línea): http://www.voltairenet.org/article123311.html#nb2





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