La ciudad de Osorno fue fundada el 27 de marzo de 1558, por el Gobernador de Chile, García Hurtado de Mendoza. El sitio escogido para la fundación fue la confluencia del río Las Canoas, llamado por los indios Rahue, y Damas, conocido como Cudileufu.
Una vez realizada la fundación, el gobernador procedió al nombramiento de las autoridades. Como corregidor designó al licenciado Alonso Ortiz; alcaldes, a Diego Nieto de Gaete, hermano de Marina Ortiz de Gaete, esposa de Pedro de Valdivia, y a Francisco de Santisteban; como escribano público y de Cabildo a Francisco de Tapia. [1] Luego procedió a repartir los solares, las encomiendas, y las mercedes de tierra. [2]
La población española provenía de los primeros asentamientos de Concepción, La Imperial, Valdivia y Villarrica. La mayoría eran solteros, pocos casados que habían dejado a sus esposas e hijos en la península.
Con el tiempo, se fueron instalando las órdenes religiosas de los franciscanos, los mercedarios, los dominicos y las isabelinas, orden femenina, conocida más tarde como las claras o clarisas.
Desde la fundación, la ciudad de Osorno comenzó a constituirse en un enclave agrícola. El principal cultivo fue el trigo, aunque conjuntamente se desarrollaron otras actividades complementarias, como la ganadería. Destacándose en ese período, la existencia de “mil cabezas de vacuno y de cinco mil ovejas”. La artesanía, basada en la fábrica de ladrillos y tejas, la fabricación de paños y lienzo de lino, para ropa y tapices, [3] y la explotación de oro, en el yacimiento de Ponzuelo.
Al parecer, la extracción de oro fue considerable, tanto en Osorno, como en Valdivia, según lo destacan algunos cronistas, como Fray Diego de Rosales:
...tiene minas de plata y oro, y éste se sacaba en tanta abundancia, que con un día o dos que los indios trabajaban sacaban la tasa que habían de dar a sus encomenderos cada semana y les sobraba, y sacaban granos tan grandes que los partían e iban dando pedazos por su tarea.[4]
Fray Miguel de Olivares, nos habla de la sociedad fundacional:
...hubo en la ciudad vecinos bien acomodados, pues uno de ellos, Nieto de Gaete dejó caudal habiéndose sacado de él veintisiete mil pesos de buen oro para pagar a tres mil indios que tenía de encomienda, y el resto hasta cincuenta y cuatro mil para funeral, misas y legados piadosos le quedó a su hijo don Francisco Ortiz de Gaete un opulento recibo. [5]
En 1575, se produjo un fuerte terremoto en el sur de Chile, ocasionando graves daños. En nuestra ciudad se destruyeron los principales edificios públicos, casas y cultivos. Al respecto Diego Barros Arana, nos describe la situación provocada por el devastador terremoto y maremoto en Valdivia, tomando en consideración la descripción realizada por el Gobernador Horacio Quiroga:
Derribó las casas y templos de cinco ciudades...En la costa de la Imperial se ahogaron casi cien ánimas de indios, y en el puerto de Valdivia dieron a través dos navíos que allí estaban surtos, y mató el temblor veinte y tantas personas entre hombres, mujeres y niños...Yo he mandado hacer plegarias y procesiones suplicando a Nuestro Señor aleje sobre nosotros su indignación. [6]
Los indios aprovechándose del pánico de los españoles, y de los trastornos que trajo el terremoto, en marzo del año siguiente iniciaron una guerra sin cuartel por todo el sur. Este estallido bélico se consolidó en el año 1598, con el levantamiento general que concluye en 1604, conocido como el desastre de Curalaba, en que las seis ciudades y un fuerte, al sur del río Biobío fueron destruidos, entre ellos Santa Cruz, Angol, La Imperial, Villarrica, Valdivia, Osorno y el fuerte de la Santísima Trinidad, y muerto el Gobernador Martín García Oñez de Loyola.
El 20 de enero de 1600, la ciudad de Osorno fue destruida e incendiada, por el cacique Pelantaro, quedando a partir de allí, en poder de los indios, conocidos como huilliche (gente del sur), por casi 200 años, hasta que en 1792, las tierras de la antigua ciudad fueron devueltas por los indios, a las autoridades españolas, período que se conoce como Repoblación.
El padre Rosales, refiriéndose a la destrucción de Osorno, nos comenta:
...con la gente fue creciendo el ambre y las necesidades: éranles imposible el sembrar por el enemigo siempre sobre sí, y el mismo peligro avia en salir a buscar yerbas porque descuidándose se llevaban los indios las españolas y las indias de servicio. Moríanse los más de los dias mugeres y niños, de ambre. [7]
Gabriel Guarda nos relata las consecuencias del desastre de Curalaba:
La rebelión general de 1598 alteró de tal manera el desarrollo del país que toda la región comprendida entre el Biobío y el canal de Chacao queda por siglo y medio vedada a la civilización. Sólo al sur del citado “desaguadero”, el archipiélago de Chiloé subsiste, decaído pero impertérrito, protegido hacia los cuatro puntos cardinales por su inexpugnable insularidad. Después que la constante alarma de la guerra había mantenido a la región comprendida entre el Biobío y el Toltén en un verdadero campo de batalla a lo largo del siglo XVI. [8]
Como señalamos, el alzamiento indígena constituyó un retroceso de la conquista en el sur de Chile, ya que las ciudades y fuertes debieron ser despobladas. El poco contingente español debió trasladarse a la Zona Central y a Chiloé, especialmente los que habitaban las ciudades de Valdivia y Osorno. No valieron de nada los intentos del Gobernador Francisco Quiñónez de enviar un contingente comandado por el experimentado Francisco del Campo, con el fin de repeler dicho alzamiento. [9]
La ciudad de Concepción se convirtió en el centro de las operaciones del ejército español, por lo tanto, las estrategias ofensivas se proyectaron con el objeto de reincorporar el sur a la soberanía española. La Audiencia y el gobierno se trasladaron a Santiago, quedando como capital del Reino.
La política española en América, tuvo por objeto, entre otras cosas, la ampliación y la consolidación territorial de la conquista. Esto explica la obstinación de los españoles, por recuperar los territorios perdidos en la frontera de la Araucanía, entre los siglos XVI al XVIII. El primer paso fue la refundación de la ciudad de Valdivia en 1645, por el marqués de Mancera, dependiente directamente del Virreinato del Perú, aunque en algunos períodos se incorporó a la soberanía chilena. A esta ciudad se le dio el calificativo de Plaza Fuerte y Presidio Real, por razones políticas y estratégicas. [10]
Durante los siglos XVI y XVII, las costas de Valdivia fueron asoladas por piratas y corsarios holandeses e ingleses, haciendo imprescindible contar con un importante destacamento que guarneciera el puerto y los castillos de la ciudad, además debió considerarse un nuevo alzamiento indígena en la zona. Para sostener la guarnición, el Virreinato del Perú enviaba anualmente el Real Situado de víveres, ropa y bastimento general para la tropa, y dinero para el sustento de la provincia.
El Gobernador Manuel Amat y Junient, refiriéndose a la Plaza Fuerte de Valdivia, nos dice:
Esta Plaza es, la ante mural del Reyno, y sería su total ruina si llegara a ser sorprendida de los enemigos de Europa, porque podian ponerla en estado de ser in-expugnable por mar, y por tierra auxiliados de los naturales indios de este Reyno enemigos capitales de el interés y de la libertad con que entre ellos podrían mantener sus principales vicios que son la poligamia y la embriaguez. Con esta reflexión ha sido incesante mi cuidado en repartir estrechas ordenes a aquel gobernador sobre la reedificación de la Plaza, y de sus castillos, que son: el de Cruces, el de Niebla, Corral, Amargos y Mancera, que guarnecen el puerto. [11]
Se hace una breve alusión a Valdivia, por la estrecha relación que tuvo con las ciudades de Osorno y Chiloé, desde los inicios de la conquista, la cual se va consolidando durante el período de la Repoblación o Refundación de la ciudad, al integrarse luego con el estatus jurisdiccional de departamento de la provincia de Valdivia, por lo menos hasta 1861, fecha en que se incorpora a la provincia de Llanquihue.
La Repoblación
A partir de 1792, se inicia el proceso de Refundación o Repoblación de la ciudad de Osorno, a instancias del Gobernador de Chile, Ambrosio O´Higgins, el cual junto a otros gobernadores del período estimularon la fundación de ciudades y fuertes, de acuerdo a la política fundacional, iniciada por la Corona española, que incluía la reducción de los indios, básicamente bajo dos métodos, la guerra defensiva y ofensiva. [12]
El proceso de Repoblación de Osorno, como todas las fundaciones que se realizaron en Chile, durante el siglo XVIII, estuvieron imbuidas del espíritu ilustrado, propio de la dinastía borbona, teniendo como el principal impulsor a la Corona española, a través de las autoridades y de la Real Hacienda. En nuestro caso, la ciudad de Osorno no escapó a la política hispánica, que tuvo por objetivo convertirla en un importante enclave económico, mediante el cual había que estimular la productividad y el intercambio comercial en toda la Zona Sur.
La Refundación tuvo su punto de partida en la sublevación de los indios de Río Bueno (fuerte construido en 1793), comandados por los caciques Tangol y Queipul, los cuales tuvieron noticias de que los españoles los atacarían, por eso antes que se decidieran a hacerlo, los indios tomaron la iniciativa, destruyendo la ciudad de la Misión de Río Bueno.
Las fuerzas españolas reunidas en la guarnición de Valdivia, al mando del capitán Tomás de Figueroa, atacaron a los sublevados, lograron reducirlos, hasta el punto de conseguir la entrega de la ciudad de Osorno, a partir de la firma del Tratado de las Canoas, entre los caciques Iñil y Catrihuala, caciques de Rahue, con el capitán Tomás de Figueroa.
Pasada la conmoción, el 7 de marzo de 1792, el gobernador de Chile, Ambrosio O´Higgins celebró un Parlamento con todos los caciques de la frontera:
Restableciéndose la paz, y estipulando entre otras ventajas la cesión de los territorios de la Imperial, Cañete y Osorno y su repoblación encargada y recomendada repetidamente en todo el presente siglo; y habiendo establecido en las ruinas de Osorno un fuerte, pidió y obtuvo permiso de V.M. en 7 de diciembre de 1793 para verificar la repoblación y para construir algunas fortificaciones y poblaciones intermedias, que mutuamente se auxilien, a fin de conservar un camino, que antes se había abierto y corre largo desde la costa de Valdivia a Chiloe. [13]
Después de realizado el Parlamento se inició la construcción del fuerte Reina Luisa, a orillas del río Las Canoas, en el cual se establece un destacamento militar, al mando del coronel Julián Pinuer, quien debió enfrentar los primeros preparativos, para el desarrollo de la colonia.
El Gobernador de Chile, Ambrosio O´Higgins representó el prototipo de la autoridad ilustrada, que siguió al pie de la letra la orientación fundacional de la política borbónica. Será O´Higgins el que propicie el proceso refundacional de la ciudad de Osorno, en parte por la política de la Corona y también por iniciativa propia, al valorar sobremanera la importancia que había tenido la ciudad en los albores de la conquista; quería volver a darle el incentivo necesario para convertirla como decía “en el granero del reino”. Estas ideas, en parte están señaladas en una carta que Ambrosio O´Higgins envió al rey, en diciembre de 1793, aludiendo a la valoración de la ciudad: “terreno, es el más propio para la agricultura servirá para proveer los artículos de cuanto se carece en Chiloé, y podrá introducirse un comercio, que haga la felicidad de los naturales de ambos distritos”.
Para O´Higgins, la posesión de las tierras de Osorno significaba un hecho trascendental en la política colonizadora y económica de España, por ello, solicitó al rey hacer efectiva la repoblación en una carta enviada el 11 de febrero de 1794.
Dada las condiciones geográficas de la colonia, las autoridades impulsaron la agricultura, aunque los inicios fueron difíciles, dado que en un primer momento los pobladores, en su mayoría miembros del ejército no tuvieron demasiado interés, por ello el Gobernador, en un bando, del 10 de septiembre de 1794, solicitó el enrolamiento de pobladores de Santiago, Quillota, Melipilla, Rancagua y Colchagua, para repoblar la ciudad.
En una carta enviada por Ambrosio O´Higgins al alcalde de Santiago, Ramón Rosales, deja traslucir la orientación económica que pretende dar a la nueva colonia, tanto en el plano agrícola como artesanal, por ello, le solicita apoyo de mano de obra capacitada, en carpintería, albañilería, herrería, sastrería, zapatería.
El objetivo de O´Higgins fue convertir a la colonia en un enclave agropecuario y comercial, con la intención que Valdivia prescindiese del situado de víveres, traído desde Santiago, para que fuera Osorno y Los Llanos los que abastecieran la Plaza Fuerte y Presidio Real. También hubo razones estratégicas, para lo cual, desde un primer momento vio como necesario la apertura de un camino, para mantener comunicados a Valdivia con Chiloé. Para tal efecto, comisionó al ingeniero Manuel Olaguer Feliú, quien junto a otros peritos reconocieron el terreno e implementaron las obras en el mediano plazo, con la participación de presidiarios y el auxilio de los hacendados. [14]
El tema del camino de Osorno, suscitó cierta polémica, según lo demuestra la documentación presentada en 1799, por el ex Gobernador de Chiloé, Francisco Hurtado, quien solicita al rey merced de título de Castilla, por el descubrimiento de la ciudad de Osorno y por los trabajos realizados, en la construcción del expresado camino, restándoles todo mérito a O´Higgins, y al Gobernador de Valdivia, Mariano Pusterla.
En 1795, el Superintendente de la Colonia de Osorno, Manuel Olaguer Feliú inicia el loteo de los terrenos, entregando a cada uno de los colonos 25 cuadras, para desarrollar el trabajo agropecuario, y un solar para la construcción de viviendas, en los límites urbanos de la ciudad.
Con el correr del tiempo, continuaron llegando colonos, en su mayoría de Chiloé. A mediados de 1795, se autorizó el ingreso de cuarenta familias provenientes de Chiloé. Ese mismo año, O´Higgins personalmente se hace presente en la Colonia, trayendo:
Varias familias pobres de Chile y de las islas de Chiloé en numero de 430 personas, repartiendo a cada familia veinticinco cuadras que tiene en las inmediaciones de la ciudad, estableciéndolos provisionalmente en unas cabañas, hasta que se construían edificios formales, asistiéndolos con ración diaria de harina y carne salada, yuntas, aperos de labranza, herramientas y semillas hasta las primeras cosecha. [15] En este viaje, el Gobernador aprovechó de oficializar la Repoblación de la ciudad, en enero de 1796.
De acuerdo al análisis que nos entregan los documentos relativos a la Repoblación, se pueden extraer ciertas características de los pobladores, las concesiones que se les dio y el incentivo ofrecido por la Corona, a través de la participación directa de las autoridades y del propio O´Higgins, el cual se hizo merecedor del título de marqués, por el celo demostrado en tan gran empresa.
En relación a los requisitos solicitados a los colonos no debían pasar de los 50 años de edad, venir con las esposas e hijos, desarrollar alguna actividad económica, y tener deseos de surgir. Se les ofreció como es habitual, la tierra: un solar, en la ciudad, para construir casa. En los alrededores, tierras para chacaras o estancias, conocidos en la zona como potreros. Se les otorgó también herramientas, granos, ganado, madera, raciones alimenticias, y se les eximió del pago de contribuciones, durante el plazo de veinte años.[16]
Con el tiempo, las propiedades y el ganado aumentaron, dado que la autoridad entregó una mayor cantidad de terreno y ganado, a determinados colonos que manifestaron un mayor interés en esta actividad, y también por compra directa o arriendo de terrenos a los indios.
El ganado comenzó a reproducirse lentamente, sobresaliendo la crianza de vacunos, caballares y lanares. Lo mismo ocurre con las distintas actividades económicas que, en determinados períodos sufren retroceso, provocando la escasez de alimento y ganado, sobre todo a causa de las continuas lluvias, y a la inestabilidad en el envío del situado de víveres, proveniente de Valdivia.
A fines de 1797, Juan Mackenna fue nombrado Superintendente de la Colonia de Osorno. Bajo su mando (1797-1808) se experimentó un importante impulso, gracias al espíritu de progreso que lo animó, espíritu que dejó en evidencia en una nota enviada en 1798, por el Gobernador de Chile, marqués de Avilés a Juan Mackenna, en la que aprueba todas las obras emprendidas hasta ese momento, tales como: la construcción de molinos, la siembra de semillas de lino y cáñamo, la construcción de un galpón para almacenar maderas, pólvora, víveres, etc. [17]
Lo estimulaba a seguir trabajando en el fomento de la Colonia, especialmente en las actividades agropecuaria, comercial y textil, de hilados y tejidos. Lo propio hace Ambrosio O´Higgins, en ese entonces Virrey del Perú. En 1799, envió a la colonia de Osorno, semillas de cáñamo y lino, y un grupo de artesanos irlandeses para desarrollar el hilado y tejido, entre ellos: dos tejedores, tres carpinteros, un tonelero, un aserrador y cuatro sin oficio determinado. [18]
Durante el gobierno de Mackenna continuaron llegando colonos. En 1800, los inmigrantes siguen siendo en su mayoría de Chiloé, Concepción, Valdivia y de España. En cuanto a los oficios desempeñados, tenemos labradores, carpinteros, herreros, molineros, curtidores, mineros, plateros, torneros, tejedores, albañiles, zapateros y tejedores.
De acuerdo a una nómina de tierras repartidas, ganado, siembras y cosechas de la Colonia, en enero de 1800, se aprecia un importante crecimiento físico y económico, traducido en el siguiente cuadro:
TIERRAS | GANADO VACUNO | GANADO LANAR | GANADO CABALLAR | COSECHA FANEGA | TRIGO | SOBRANTE | PAPAS | SOBRANTE |
21.829 | 2.645 | 2.541 | 931 | 1.885 | ------- | 786 | 5.265 | 2.064 |
Esta información puede ser ampliada, tomando en cuenta una carta de 1801, enviada por Mackenna al Gobernador de Chile, en la cual le informa de la compra de una cantidad apreciable de ganado vacuno, lanar y caballar, para hacer entrega a los nuevos colonos. Tal situación favoreció enormemente a las ciudades de Valdivia y Chiloé, por ser puntos equidistantes del camino que estaba en construcción, y por ser importantes mercados, reducidores de la producción de la Colonia.
La producción triguera aumentó considerablemente a partir de 1800, fecha en que se instalaron dos molinos, uno para moler trigo y el otro para fabricar sidra.
La curtiduría fue otra actividad importante, estableciéndose una tenería con capacidad para curtir anualmente 400 o quinientos cueros. También hubo un obraje, para la fabricación de tejas, dos telares grandes y aperos necesarios, para la fabricación de bayetones.
Los últimos años del gobierno de Juan Mackenna se caracterizaron por el desarrollo económico y social de algunos repobladores, tales como Antonio Rosas y Manuel Bórquez, reflejado en la ampliación de sus propiedades y ganado. A propósito de esto último, en 1804, habían en la Colonia “9.064 cabezas de ganado vacuno, 5.530 cabezas de ganado lanar, y 369 cabezas de ganado caballar, y 47.640 cuadras repartidas”, con una población de 1.340 personas”. [19]
Una de las actividades económicas que comenzó a impulsarse fue la artesanía del hilado y el tejido, para este efecto, Mackenna dispuso de la construcción de una casa especial habilitada con telares, intentando infructuosamente que los hijos de los colonos desarrollaran esta tarea, viéndose en la obligación de instalar los telares en las casas de las mujeres de colonos, las cuales fueron instruidas por los tejedores irlandeses traídos por O´Higgins.
En cuanto al comercio, Osorno y Los Llanos (Río Bueno y La Unión) fueron fundamentales para Valdivia, ya que esta plaza se abasteció de sus productos. En 1809, de 21 productores de la zona, participaron 14 de Osorno y Los Llanos en el remate de abastos (situado), para la Plaza Fuerte de Valdivia.[20]
En el plano material, destacamos la construcción de casas, edificios públicos, ampliación del Fuerte Reina Luisa, construcción del camino de la ciudad, la implementación de obrajes, etc.
A modo de recapitulación, podemos señalar que, la Repoblación representó un claro reflejo de la política reformista y proteccionista de la monarquía española. Estos fundamentos de la política española, se aprecian muy bien en Osorno, partiendo con la iniciativa del Gobernador de Chile, Ambrosio O´Higgins, el cual tuvo en mente la refundación de la ciudad, en gran parte por la importancia económica que tuvo durante el período fundacional y por las proyecciones futuras; también por el impulso dado a la política fundacional y refundacional, entre los siglos XVII y XVIII, lo cual daría una mayor estabilidad de la soberanía española en el extremo austral de america
Independencia Nacional
El período independentista (1810-1823), determinó para la región Austral una crisis socioeconómica y política insuperables, por lo menos hasta muy entrada la década de 1870, dado el período de inestabilidad política vivida por nuestro país hasta 1830, en que se fueron dando las bases de la organización institucional. La Independencia y los acontecimientos posteriores dificultaron el progreso de Osorno y del resto de las ciudades del sur, porque como es esperable, el gobierno central debió echar mano de los escasos recursos financieros, para sostener el ejército nacional y la Expedición Libertadora del Perú, siendo imposible seguir manteniendo la ciudad de Osorno. La prioridad fue la reconstitución política interna y externa, descuidando las provincias extremas.
A partir del período independentista, la pobreza fue la constante. Las familias que habían alcanzado un cierto poder económico vieron diezmados sus bienes, por el costo que significó tener que contribuir con la causa emancipadora. Muchos pobladores debieron emigrar a la Zona Central y a Chiloé, muy pocos permanecieron en la ciudad y los alrededores. Los que se quedaron, siguieron manteniéndose de la escasa actividad agropecuaria, pero sin alcanzar el grado de productividad y bienestar que habían logrado durante la repoblación.
La clase trabajadora también se vio afectada, quedando en total abandono; pasan a formar parte de un importante grupo de marginados sociales, sin trabajo fijo, ni expectativas inmediatas.
La situación económica tan desmejorada, como es de esperar, afectó el ámbito social y cultural, surgieron los vicios en la población, sobre todo el alcoholismo, estimulado más aún, porque la sidra fue uno de los pocos productos producidos en mayor escala, y por lo tanto, las mayores entradas municipales fueron por este concepto.
La década de 1820, para la región Austral fue de completa crisis socioeconómica, ahondada al producirse la Toma de Valdivia, por Alejandro Thomas Cochrane. Este hecho significó la pérdida de uno de los últimos reductos españoles en el país, junto a Chiloé, incorporado en 1826 al territorio nacional. Además se secuestraron bienes a los pobladores más acaudalados de Valdivia y Osorno, con el objeto de sostener la causa emancipadora.
En Valdivia, la expedición de Cochrane saqueó varias casas, y buena parte del tesoro público, que ascendía a $1.000.000, incautó 50.000 mazos de tabaco, todo el hospital, $16.000 en plata labrada, proveniente del despojo de las iglesias, fuera de una suma imposible de calcular, requisada a comerciantes particulares. Osorno, aportó 4.000 onzas de plata, ganado y alimento. [21]
Esta situación afectó a la sociedad en su conjunto. Los indios fueron los más perjudicados, debiendo abandonar las misiones, por la falta de medios para mantenerlas. Los peones quedaron sin trabajo; los terratenientes disminuyeron sus caudales, muchos se empobrecieron. Es el ejemplo de Antonio Manrique de Lara, antiguo comandante de milicias de Los Llanos, hombre de caudal, al estallar la revolución contra España, muy venido a menos en la década de 1850.
La educación, el único incentivo cultural de la población infantil hizo crisis, por el cierre de la mayoría de las escuelas primarias, lo que nos lleva a percibir un cuadro desolador en la ciudad y en la Región Austral. En sesión del Senado, el 8 de octubre de 1822, el Senador de Osorno, Juan Fermín Vidaurre, solicita varias mejoras, entre las que destacamos:
1°. el restablecimiento de la educación de primeras letras, como una de las primeras atenciones del Estado, que por falta de fondos con que pagar al maestro, hace años ha cesado: que se remitan por el estado cartillas, catones, pizarras i demas utensilios al cuidado del procurador de ciudad, para que este los distribuya a los educandos; como una mediana recompensa de sus grandes pérdidas durante la existencia del ejercito real i su retirada para Chiloé i cuantiosas erogaciones que han hecho al Estado desde la toma de la plaza de Valdivia...4°. Que se refaccionen las obras de pública congregación, como ser la iglesia, casa del ilustre Ayuntamiento i fuerte.
5°. Que el corto producto de los diezmos, en virtud de las escaseces del Erario público, se destine por diez años para las dichas reparaciones. [22]
La situación descrita fue similar a la vivida por el resto de la Región Austral. Las distintas autoridades provinciales hicieron sentir al gobierno, el descontento y el apremio socioeconómico en que vivían. Al respecto, el periódico El Valdiviano Federal, fundado en 1826, permitió difundir en la opinión pública provincial y nacional, la situación crítica de la Región Austral, con la intención de crear conciencia en la población de los beneficios que traería al país el establecimiento del régimen federal. Reconociéndose como uno de los principales logros el estímulo económico individual de cada una de las provincias.
En el ejemplar N°11 de 1827, de dicho periódico se hace alusión a la importancia del fomento de las actividades económicas características de la zona, tales como: agricultura, industria y comercio, únicos medios para desterrar los vicios existentes en la masa trabajadora, entregada a la embriaguez. Señala textualmente:
Hay pobres que no tienen que comer y puede haber una docena de barriles de sidra o chicha para formar convite en que se entretienen multitud de hombres, abandonando sus obligaciones, olvidando la industria, y ocasionando desordenes que acarrea tan perjudicial y re pugnante vida. [23]
El Gobernador de Valdivia, le expresaba al Ministro Rodríguez Aldea, en 1821:
En esta Plaza y su provincia hay una multitud de gente ociosa ya por habitud, ya por falta de ocupaciones en qué destinarse, de aquí nacen los frecuentes robos y asesinatos que se cometen...Si la ociosidad nos quita una porción de brazos trabajadores – opinaba El Valdiviano Federal – no hace menos el vicio arraigado de la embriaguez. El incremento de la producción de sidra eran tan real, a pesar de la disminución de los habitantes, había aumentado en 1849 a más de 70 botijas y a 28 el número de productores, siendo en cuanto a rentabilidad, el primer impuesto percibido por la municipalidad. [24]
Período Republicano
La situación de deterioro en la región se agudiza, a causa de los terremotos de 1835 y 1837. A esto, se agrega la escasez de metálico, debiendo la Tesorería Provincial, emitir vales o billetes que circularon localmente. En 1840, fueron retirados de circulación, por la falsificación de que fueron objeto.
Como no había circulante, la población debió recurrir al trueque, para realizar las escasas operaciones comerciales. Hubo un número muy reducido de pobladores que mantuvieron su poder económico y político, la mayoría quedó en la ruina.
En una carta escrita en agosto de 1834, por el Intendente de Valdivia, José de la Cavareda al Presidente de la República, Joaquín prieto (1831-1841), describe la condición por la que atraviesa la educación en la provincia:
La educación de los españoles yace en el mayor abandono por la falta de hombres que la propaguen o mas bien por falta de fondos con que costear escuelas. En toda la provincia existen tres que no pueden llamarse ni mediocres, y no sin trabajo he podido introducir alguna mejoría en la de Osorno y de la capital.[25]
El periódico El Araucano del 12 de agosto de 1842 describe a Osorno, como “un villorrio constituido por 102 casas y cuya población se bastaba para la alimentación diaria con dos animales vacunos y ocho lanares”. [26]
La visión anterior sirve de complemento al informe dado en 1842 por el Intendente de Valdivia, Salvador Sanfuentes en el cual describe la ciudad como un villorrio de aspecto rural, pobre, sin grandes aspiraciones, donde la vida cotidiana transcurría lentamente, en donde las mayores aficiones de la población eran beber sidra, las carreras de caballo, las peleas de gallo, y la diversión en las chinganas.
Estas descripciones no hacen más que confirmar el estado de decadencia de la ciudad. Las actividades económicas estaban casi paralizadas, la población bastante disminuida, alcanzando para 1820, 1.554 habitantes, y para 1834, tenemos un descenso brusco de 780, a causa de la emigración forzada. [27]
Dada la situación de crisis socioeconómica y cultural, la población se entregó a la vida fácil, en donde la holgazanería y los vicios fueron parte de la vida cotidiana, la que sin duda contribuyó al relajamiento generalizado de las costumbres y de la moral cristiana de la época.
La Inmigración Alemana
Hacia fines de la década de 1840, el gobierno del Presidente Manuel Bulnes (1841-1851), y posteriormente Manuel Montt (1851-1861) proyectaron la colonización alemana en el sur del país, como una forma de atraer inmigrantes, especialmente artesanos y agricultores con espíritu emprendedor, los cuales pudiesen reavivar la economía y la cultura de la Región Austral. Para esto, el gobierno dispuso de un agente de colonización, Vicente Pérez Rosales, el cual se encargó del establecimiento de los primeros colonos. Por su lado, Bernardo Philippi, tuvo la misión de promocionar en Alemania, las bondades de la colonización, y la traída de los inmigrantes.
En 1850, llegaron al puerto de Corral (Valdivia) los primeros 85 inmigrantes alemanes, de los cuales 70 eran hombres, 10 mujeres y 5 niños, a bordo del barco Hermann, procedentes del puerto de Hamburgo.
Según nos relata Vicente Pérez Rosales, la mayor parte de los pasajeros:
Disponían de regular fortuna, y alguno de entre ellos venían comisionados por casas acaudaladas para proponer al gobierno proyectos de inmigración costeada por ellos a cambio de cesiones más o menos extensas de terrenos baldíos que ellos mismos se comprometían a poblar en tiempo convencional. [28]
Los límites del territorio de colonización fueron:
Al Este, la cordillera de Los Andes. Al Norte el rio de las Damas en todo su curso hasta una legua de la ciudad de Osorno; al Poniente, una línea que corre del rio Rahue con el Negro, i sigue el curso de este rio, hasta una distancia de siete leguas de la laguna de Llanquihue, desde cuyo punto seguirá conservando la misma distancia de la parte occidental de esta laguna hasta tocar con el seno de Reloncaví en frente de la isla Maylen; i al Sur, una línea que partiendo de la Boca del Este o astillero de Reloncaví. [29] [Por lo tanto, el territorio de colonización comprendió parte del departamento de Osorno, Valdivia y Chiloé, incluyendo Llanquihue].
Parte de los colonos llegados a Valdivia, se establecieron allí, otros en Llanquihue, pasando esta última a ser la primera colonia formal. Desde 1846, comenzaron a llegar inmigrantes alemanes a Osorno, pero no con la categoría de colonos, sino por cuenta propia.
En general, se puede decir que, la colonización e inmigración de la Región Austral fue exitosa, en su objetivo principal, porque efectivamente se obtuvo el crecimiento económico y cultural esperado, con un número relativamente bajo de inmigrantes, según lo indican las cifras. Entre 1848 a 1874, Valdivia y los alrededores contaban con unos 1.000 residentes. Al respecto, la afirmación hecha por Jean Pierre Blancpain tiene validez: “el peso específico alemán fue alto”, aunque no podemos desconocer los hechos negativos, como la fuerte desintegración social, con las capas bajas de la población chilena.
[1] Sánchez Aguilera, Víctor, El pasado de Osorno. La Gran Ciudad del Porvenir, Imprenta Cervantes, Osorno, 1948, p. 188
Extractado de la Crónica “Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano, Libro III, Capítulo XXIX, de Diego Rosales, refiriéndose a Osorno señala:
“Tuvo dos ermitas, una de Nuestra Señora y otra de San Sebastián; la plaza era capaz, las calles iguales y de cuarenta y seis pies de ancho. De largo tenía la ciudad media legua, y de ancho, desde el río Jucar a la loma del sur, cuatro mil y treinta y seis pies. Las casas se hicieron de tapices muy finas y curiosas, con altos, pero el temblor del año 1575 las derribó todas y las volvieron a edificar sin altos, por la seguridad, y de una tierra que hallaron, colorada que resistia a los temblores. Los vecinos encomenderos fueron cincuenta y cinco, sin otros habilitadores y vecinos; los indios, en gran suma, y recibieron la fe con la docilidad que los demás. La provincia se llamó Chauracaguin, por nacer allí matas, llamadas chauras [en mapudungún, significa murtas, fruta silvestre comestible]”.
[3] Escobar, Juan Anselmo, Cómo fue la Antigua Osorno, Artículo publicado en el diario La Prensa de Osorno, 20 de febrero de 1958
[4] Rosales, Diego, Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano, Libro 3, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1989, p. 417
[5] Olivares, Miguel de, Historia Militar, Civil y Sagrada de Chile, en Colección Historiadores de Chile, Imprenta El Ferrocarril, Santiago, 1861, pp. 200-201
[6] Barros Arana, Diego Historia General de Chile, Tomo II, Editorial Universitaria, Santiago, 2000, p. 330
[8] Guarda OSB, Gabriel, Historia Urbana del Reino de Chile, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1978, p. 53
[9] Biblioteca del Palacio Real de Madrid, Miscelánea de Ayala, Compendio Histórico de los mas principales sucesos de la Conquista y Guerras del Reyno de Chile hasta el año 1656 sacada fielmente del Manuscrito del maestre de Campo don Jerónimo de Quiroga, Signatura II/1745, f.57
En la foja N°53, nos recrea fotográficamente los sucesos:
“Acometieron los bárbaros de la ciudad de Osorno improvisadamente a cuyo tiempo, o por ellos, o por los indios domesticos se le pegó fuego, y los pobres moradores contenidos y medio dormidos huyendo de los Llanos daban en las espadas perdiendo en medio de la carrera los hombres las vidas, y las mugeres la libertad agarrados los hixos de las madres, y estas de sus maridos clamando los unos por los otros y todos por la vida, deseando cada cual salbar la suya, sin acordarse de las prendas mas queridas que quedaban entre los contrarios. Embarazados estos en dar fuertemente a las mugeres que cayan en sus manos, que era su mayor atención pudieron con algunos hombres ganar el fuerte que estaba inmediato a la ciudad. El barbaro que saqueo, quanto precioso tenia la ciudad fue pegando fuego a templos, imágenes, con inominia, y después acometieron a el fuerte por muchas partes, vencieron los reparos cubrieron hasta la plaza hicieron gran presa, degollaron los hombres, niños, y viejas y inútiles que amarraban fuertemente las manos y los pies de las mugeres, y niños y de las religiosas de un monasterio de Santa Clara”.
[10] Guarda OSB, Gabriel, La Sociedad en Chile Austral Antes de la Colonización Alemana 1645-1850, Editorial Universidad Austral de Chile, Valdivia, 1973, pp. 17-18
[11] Biblioteca del Palacio Real de Madrid, Miscelánea de Ayala, Instrucción y Noticia del Estado en que el presente se alla el Reyno de Chile que orden del Rey dio el conde de Poblaciones a Don Manuel Amat Mariscal de Campo de los Reales Exercitos su subcesor en los empleos de gobernador capitan general de dicho Reyno y Presidente de su Real Audiencia, 1747, Tomo I, Signatura 2816, f. 305
[12] Archivo General de Indias, Audiencia de Chile, Legajo 316, 22 de diciembre de 1752, sin foliar, Informe de la población y opulencia de aquel Reyno y reducción de los indios rebeldes que los hostilizaron.
El informe consta de 7 puntos, entre los que destacamos el N°3, referido a la forma de reducir a los indios de la frontera del río Biobío. El punto N°4, propone la fundación de poblados al Norte del Biobío, de 50 a 80 pobladores, “proveyéndolos a todos de armas, reparos, y algunos soldados para su defensa, y de los indios necesarios para su conservación y aumento. El punto N°6, define las formas de reducción de los indios, a través de pueblos de indios, y...consiste en tratarlos en todo, y para todo, como a los demas vasallos, sin hacer menor distinción entre los unos, y los otros, y en conceder, a los que se reducen a pueblos, las mismas conveniencias gracias, y privilegios, que a los pobladores españoles, y mulatos, gastando en la erección de cada pueblo de 100 o mas pobladores, 80 pesos solamente, por no haver necesidad de comprarles tierras en abundancia, muy fecundas para distribuirlas entre los pobladores en la cantidad, y calidad arreglada en el punto N°5, o en la forma, que les pareciera a los padres misioneros”.
[18] Donoso, Ricardo- Velasco, Fanor, La Propiedad Austral, Editorial ICIRA, Santiago, 1970, p. 159
[22] Archivo Nacional de Chile, Sesiones del Senado, Volumen 523, Tomo 6, Sesión del 8 de octubre de 1822, p. 251
[23] Archivo Nacional de Chile, Ministerio del Interior, Volumen 28, El Valdiviano Federal, N°11, septiembre de 1827, pp. 365-366
[24] Guarda OSB, Gabriel, La Economía de Chile Austral Antes de la Colonización Alemana (1645-1850), Universidad Austral de Chile, Valdivia, 1973, pp. 97-99
[28] Pérez Rosales, Vicente, Recuerdos del Pasado 1814-1860, Editorial Gabriela Mistral, Santiago, 1976, pp. 365-366
[29] Archivo Nacional de Chile, Documentos Parlamentarios, Volumen 270, Discurso del Presidente de la República Manuel Montt, en la apertura del Congreso Nacional, 1853, p. 251