MIRANDO EL PASADO.—
Por el Dr. Cristóbal Martin Schadow, escrito en el año 1956.
LOS FORJADORES DEL TURISMO DE LA SUIZA CHILENO - ARGENTINA, LOS HERMANOS CARLOS Y GERMÁN WiEDERHOLD PIWONKA Y FEDERICO HUBE.
Estamos en el tiempo del turismo. Las caravanas de viajeros Ihgan a las regiones más hermosas de toda la tierra: turistas del norte, de la República Argentina y, más aún, de América del Norte, viajando con todo confort, en trenes de lujo, en hermosísimos autos, elegantemente vestidos, exigiendo en modernos hoteles toda clase de confort como corresponde a su opulenta vida sn las ciudades modernas.
¿Quién de ellos sabe algo de aquellos bravos de hace medio siglo atrás, que descubrieron la vía desde las comarcas cultivadas 100 años atrás, hasta las pampas argentinas? ¿Quién se acuerda de los más destacados personajes, de Carlos Wisderhold Piwonka y de Federico Hube, eminentes pioneros, exploradores y descubridores, que abrieron la brecha por la cordillera, a través d? las sombrías selvas, de pantanosos bajos, barrancos y precipicios, hasta llegar a las orillas del gran lago Nahuelhuapi y asa desagüe el Limay?
¿Quién no recuerda a este hombre de empuje, el genial creador del turismo chileno, un iniciador en el verdadero sentido de la palabra? Fue él quien se abrió paso a través de la Cordillera del Sur de Chile hacia la pampa argentina y, en esta forma sentó el fundamento hacia el cultivo de extensas tierras, de llegar a importantes lugares para el intercambio del comercio. Solo deseo nombrar Bariloche, en verdad San Carlos de Bariloche.
Pueden haber transcurrido 60 años cuando conocí a Carlos Wiederhold Piwonka, este hombre extraordinario, quien encontró de nuevo el olvidado viejo camino de hace 300 años, a través de la cordillera, entre los volcanes Osomo, Puntiagudo y Tronador. No deseo empañar el gran mérito de anteriores exploradores en el año 1670; el Padre Menéndez encontró un paso, un sendero hasta el lago Nahuelhuapi, en donde también encontró su muerte. Fonck escrb-ó en sus comentarios: Pérez Rosales, Bernardo Phílippi, Doell, entre otros, también alcanzaron en fatigosos, y por sobre todo peligrosos viajes de investigación al gran lago. No por ello disminuyó el mérito de Federico Hube, él fue como un héroe; instado por sus parientes radicados en Osorno venirse de Berlín a Chile. Wiederhold y Hube ss conocieron y muy pronto se comprendieron dsbido a sus caracteres semejantes de emprendedores y valientes.
Ellos demostraron al público indolente, indiferente a todo lo nuevo, el valor y la importancia de un camino transitable al país vecino, diez veces más cómodo y más corto, menos peligroso, transitable durante todo el año, mucho más barato que la única ruta acostumbrada hasta entonces desde Los Andes a Mendoza.
Con su obra pusieron los cimientos en la enorme extensión del actual y floreciente pueblo de San Carlos de Bariloche.
UN HECHO INVEROSÍMIL — En 1891 cuando había terminado la revolución contra Balmaceda, el ejército vencido fue licenciado inmediatamente, tanto la tropa como los sub-oficiales y tenientes. Pero se dio orden de arrestar a los oficiales de mando superior, de capitán a general. Un o fie al de la guarnición de Puerto Montt, el Capitán Christi?, conocedor do los trabajos de exploración mencionados, huyó a la Argentina. Ea La Ensenada, región despoblada poco conocida, precisamente en el lugar en donde hoy está el hermoso Hotel Ensenada, amarró sus maletas sobre una especie de "trineo", un "bongo terrestre" usado entonces por los indígenas para pasar por tierras pantanosas donde las ruedas de la carreta se hunden. El Capitán penetró arrastrando así su carga hasta llegar al correntoso Petrohué. Subiendo y bajando por las enormes quebradas, las "picadas" del Osorno, llegando de esta manera al lago de Todos los Santos, donde encontró el bote del colono Willer, dueño de un potrero situado más allá del lago. Willer usaba el bote una vez al año para remar a su potrero. De esta manera el Capitán Christie llegó a la parte Este de la bahía donde ahora está el Hotel Peulla de Ricardo Roth. Después de grandes esfuerzos y per'pecias llegó a través del Paso Pérez Rosales a terreno argentino. La huella dejada por el Capitán fugitivo fue usada un año más tarde para encontrar el lago Todos los Santos, por el famoso Hans Steffens, quien posteriormente fue explorador en Aysén, Patena, valle Cisnes, etc.
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.— En aquel entonces había en Bariloche un solo solitario cortijo: una casa-habitación de Carlos Wiederhold, con su comercio, un aserradero, un establo, y un importante muelle. Este era el lugar donde se fundó San Carlos de Bariloche a fines de Enero de 1891. (2). Delante de nuestra vista se extendía la inmensa llanura de la interminable pampa argentina, con su pasto coirón, sus chamas, calafates, hirsutos mechai y yerba dura. A la distancia se divisaba el río Limay.
Don Federico Hube, Carlos Wiederhold P., el ingeniero Fohmann, Franz Steeger, Carlos Roeschmann, Horn, Brauning, más tarde el suizo Ricardo Roth, Christian Bock, y otros, todos gente entusiasta e idealista, práctica, de gran energía, siguieron la obra iniciada. Llamó la atención que todos, jefes y empleados eran chilenos y europeos. Ningún argentino estaba presente en aquel acto de fundación del futuro pueblo de Bariloche.
CAMINO DE GRAN EFICACIA. — Por el año 1892 anduvimos por el mismo camino de las huellas dejadas por el fugitivo Chrístie para encontrar el lago de Todos los Santos. En ese viaje iban mis amigos Carlos Wieder-hold y Alberto Friederup. Wiederhold con Federico Hube se propusieron construir un camino público, lo que era posible. Ambos trabajaron para proseguir en esta meta. Con la ayuda financiera de un capitalista y comerciante alemán de Bremen, el señor Achelis, se formó la firma comercial "Hube y Achelis", la que más tarde se concretó en la conocida Sociedad Ch:le - Argentina. Lo increíble se hizo realidad, casas comerciales y agencias se organizaron en Puerto Montt, en la manzana en donde hoy en día está el Club Alemán, en Puerto Varas, Nueva Braunau, Frutillar, La Ensenada, Peulla, Casa Pangue, Puerto Blest y Bariloche; a esta última se le puso el nombre de San Carlos de Bariloche, en honor de Carlos Wiederhold P.
La gran erupción del Calbuco en 1893 cambió de tal modo el pantano del Ñadí de La Ensenada, debido a sus cenizas y lluvias de podras que lo secó haciéndolo más transitable.
EL VAPOR "CÓNDOR". — La vialidad significó la construcción de buenas carreteras, pero la clave de toda la colosal empresa fue el tráfico por los tres lagos, vale decir, el Llanquihue, el Todos los Santos y el Nahuelhua-pi. Desdo hacía años, varios vapores cruzaban el lago Llanquihue, los de los (157)
hermanos Martin, de Schulz, Hollstein, Haase y otros. Pronto un vaporcito surcó por primera vez las aguas verdes del Esmeralda, posteriormente lago de Todos los Santos. En seguida la firma Hube y Achelis ordenó construir en Valdivia, en el Astillero Ribbeck, un vapor de mayor calado, que tenía más de 50 toneladas de registro, cuyas piezas llegaron desarmadas a Puerto Montt. En caminos carreteros especialmente construidos, fueron trasportadas a través de bosques y lagos hasta el Paso cordillerano que tiene una altura de más de 750 metros desde su base a orillas del río Blanco y 1.600 metros sobre el nivel del mar.
A fines del año 1892 tuve el gran honor de formar parte del grupo de invitados por la firma, para asistir al acto de botadura del vapor "Cóndor" en Puerto Blest, en la rada del Nahuelhuapi. De los invitados probablemente soy el único sobreviviente; pero será de interés para sus descendientes conocer los nombres de los demás participantes en aquel acto. En primer lugar figuraba el jefe de la gran Casa Oelckers, don Germán; el ingeniero constructor de una partí del ferrocarril que hoy une a Antilhue con Osorno; fue él quien pronunció el discurso y rompió la tradicional botella de champaña en la quilla. El vapor se deslizó sin tropiezo alguno, la máquina se puso en movimiento, y entre alegres cantos y discursos empezamos a abrirnos paso por las sombrías olas del gran lago Nahuelhuapi, en dirección a la parte del nacimiento del río Limay. La Sociedad progresaba con ests ''cajón vacío", y entre la cerveza de barril y el canto, por primera vez navegó un barco en direccion Este del mencionado lago. En la saliente de Puerto Moreno contemplamos el "Hotel Niebur"; en su entrada lucía una gigantesca y no cepillada tabla con letras en alquitrán "El Hotel de la cuchara sucia". (Das Hotel zum schmutzigen Loeffel). Debido a que la nacionalidad en esa comarca aún estaba en veremos, se izaron las banderas argentina y chilena.
Un gran banquete nos juntó con colonos alemanes de los distanciados alrededores; parte de ellos llegaron cabalgando durante 5 días. Con todo lujo y una admirable adornada mesa, sentidas palabras y champaña helada, las horas transcurrían en alegre camaradería.
En la tarde nos reunimos con numerosos personajes, hombres que habían viajado a caballo muchos días desde San Martín de los Andes, de Neuquén y el Norquinco. AI parecer eran gauchos, con grandes barbas, ojotas y polainas de pieles. Hablaban otros idiomas europeos, pero apenas el caste(157)
llano. Fuimos invitados al gran banquete con todo lujo, escogidos vinos y churrascos de la comarca. Tema de los discursos era siempre el porvenir y el pronóstico de que la llegada del vapor sería el primer paso para atraer comercio, agricultura y crianza de animales, teniendo a Baríloche como centro en formación de un pueblo.
Germán Wiederhold P., el fotógrafo, nos tomó varias vistas, fotos quo fueron utilizadas para ser expuestas muchas veces en los vapores de la "Compañía Kosmos". Germán tiene el mérito de haber introducido en jardines públicos el árbol chileno, más hermoso, más pintoresco que los árboles europeos. La plaza de Puerto Varas y el Parque Philippi serán para siempre mudos testigos.
Me acuerdo de Carlos Wiederhold P., el explorador y comerciante, con su barba llena y grandes botas para cabalgar; a Guillermo Stange W., el pundonoroso presidente del Club Alemán de Puerto Montt, personaje meritorio muy estimado de nuestro pueblo; de Alberto Friederup, dentista, quien mediante su carácter alegre mantenía latente el buen humor en las reuniones sociales; a don Fernando Doggenweiler y señora y su hermano Luis, Uno de los barbudos "gauchos" en pantalón de cuero, pistola al cinto y grandes espuelas, como que nunca había participado en una reunión como ésta, a él no le era usual tomar oportunamente el cuchillo y el tenedor con alguna delicadeza. Para nosotros como ciudadanos ilustrados, podíamos en cierto modo criticarlo; el gaucho deseaba tomar parte en la conversación: risa general, pero cuando intervino en una silenciosa brillante charla sobre una cita de Homero, tuvimos que admirar al antiguo Dr. en filosofía, entonces no nos mofamos más de él.
El viaja de regreso en el límite de la Cordillera Andina se hacía por el "Paso de los Clavos"; me quedé dormido donde ahora está Casa Pangue, bajo un cielo estrellado, protegido por la temperatura de un grande, macizo y velludo can (perro) de don Carlos Wiederhold P.
PASADO Y PORVENIR. — Don Carlos Roeschmann me puso a disposición su diario, del cual deseo comunicar datos de los años posteriores, desde 1905 hasta el presente. El viaje de Puerto Montt a Bariloche no era sencillo, no había ferrocarril. Roeschmann viajaba con su familia y niños en coche a Puerto Varas; cruzar por vapor el Llanquihue hasta La Ensenada.159
Después a caballo, con su esposa y los niños basta el río Petrohué. Nuevamente en vapor por el lago Todos los Santos hasta Peulla. De ahí a Casa Pangue había que cabalgar 14 kilómetros a lomo de mula por el Paso Pérez Rosales para llegar al lago Frías y después a Puerto Blest. Un temporal, de aquellos temidos en el lago Nahuelhuapi, los obligó a esperar un día en una miserable choza. A su llegada a Bariloche, el pueblo contaba entonces con 800 habitantes.
Por el camino trasandino mencionado también se transportó el primer piano de propiedad de la señora de Roeschmann, y fue además el primer instrumento musical de toda esa región.
En la actualidad, nadie se imagina las dificultades vencidas, si no hubiera sido por la enorme energía que desplegaron esos forjadores de la civilización. La vida en Bariloche era por lo demás monótona; la única entretención, fuera del trabajo, era pasear por la pampa a pie o a caballo; pero aún la pampa tenía sus graves inconvenientes, por los profundos hoyos pantanosos, donde el peatón o el caballo a menudo se hundían a gran profundrdad.
Otro gran inconveniente en la vida de ese pueblo, y que nadie se lo imagina como era en el año 1905 y siguientes: la falla absoluta de instrucción, de colegio para los niños, la falta de servicio religioso para los adultos.
El correo traía la correspondencia desde Puerto Montt cada semana con demora de dos días. Más tarde vendría la correspondencia desde Buenos Aires, cada 15 días en carros arrastrados por seis muías. El gobierno argentino regalaba por esos años extensiones de tierras de 400 hectáreas, que por uno de sus lados tocaba las orillas del Nahuelhuapi. A esos colonos se les exigía la inmediata ciudadanía argentina; venían de Alemania, Francia, Bélgica y otros países. Algunos de ellos eran muy cultos y de profesiones libres. Hace poco, en la Isla Huemul que se alcanza a divisar desde Bariloche, el Gobierno argentino hacía sus experimentos de la bomba atómica. 160
FUENTE:HORN,BERNARDO;KINZEL,ENRIQUE; “PUERTO VARAS 130 AÑOS DE HISTORIA 1952-1983”, IMPRESO EN IMPRENTA Y LIBRERÍA HORN Y CÍA LTDA.