Saturday, May 8, 2010

Una región y dos ciudades. Puerto Montt y Bariloche; una historia económica compartida.

 

Por Laura Marcela Méndez

La “Conquista Militar” de la Patagonia organizada por el Estado Nacional Argentino y la “Pacificación de la Araucanía” emprendida por el Estado Chileno constituyeron una ofensiva letal para los pueblos originarios en las últimas décadas del S. XIX. Sin embargo, consolidada la ocupación militar, siguieron vigentes en el espacio cordillerano las formas económico-sociales heredadas de los pueblos indígenas- aunque con diferentes actores-, sobre todo las vinculadas al funcionamiento del área del Nahuel Huapi como parte de los circuitos económicos del sur chileno.

En este período, que se inicia a fines de siglo XIX y perdura hasta la tercera década del siglo XX, puede observarse la consolidación de la ciudad de San Carlos de Bariloche como centro comercial, de acopio y abastecimiento, de un extenso territorio que incluyó la zona andina norpatagónica del actual territorio de Río Negro y Chubut, así como la meseta rionegrina. Un conjunto de decisiones políticas y económicas contribuyeron a su centralidad, en concordancia con su estratégica ubicación- que permitía la comunicación todo el año con Chile vía paso Pérez Rosales-, la producción ganadera y de lanas en el área rural y la instalación en ésta de casas comerciales dedicadas a la exportación con puertos chilenos y europeos.

La consolidación de Bariloche como polo dinámico de intercambio comercial estuvo, desde su inicio, ligada a dos personas, un lugar y una empresa: Carlos Wiederhold y Federico Hube, la ciudad chilena de Puerto Montt y La Compañía Comercial Ganadera Chile Argentina, delinearon el perfil económico y social de la región del Lago Nahuel Huapi. Lo que sigue es la historia que explica como y porqué dos espacios-separados por una cordillera- constituyeron entre 1890 y 1920 una misma región.


El comienzo: Puerto Montt, Carlos Wiederhold y Federico Hube


Finalizada la campaña militar en el Nahuel Huapi se estableció, en 1883, sobre la costa del río Limay el Fortín Chacabuco y a partir de él, comenzaron a poblarse las zonas próximas al río y al lago Nahuel Huapi, en su mayoría por pobladores de origen germano-chileno, provenientes de la zona de Llanquihue. En 1902 el gobierno nacional, a través de un decreto de su presidente Julio A. Roca, fundó la Colonia Agrícola Ganadera del Nahuel Huapi, dándole así identidad jurídica a un conjunto poblacional que venía nucleándose desde 1895

A partir de entonces, y como lo había sido en los años anteriores a la razia militar, las relaciones mercantiles con Chile continuaron y se incrementaron, debido a las grandes distancias y a la dificultad de las comunicaciones con otros puntos del territorio argentino, a la carencia de políticas económicas estaduales que propiciaran la integración de la región del Nahuel Huapi al mercado interno, a la complementariedad de las economías regionales de la norpatagonia y el sur chileno, y a la posibilidad de afianzar un tráfico comercial con Chile rápido y posible durante todos los meses del año

Hacia fines del siglo XIX, existían tres formas para trasladarse a Chile, dos de ellas terrestres y una lacustre. Por vía terrestre, uno de los pasos utilizados era el del río Manso, que nace en las laderas occidentales del Cerro Tronador, vira al oeste y desemboca en el Pacífico. Siguiendo su cauce es posible cruzar la cordillera, existiendo documentación que acredita que ya en 1854 el cacique tehuelche Sinchel arrió mil vacas desde Chubut a la colonia del lago Llanquihue y a partir de 1884 frecuentemente se trasladaba ganado desde Argentina hacia Chile. Ese fue el paso empleado por la Compañía Frigorífica de Cochamó, poseedora de grandes extensiones de tierras en el Chubut y exportadora de ganado mayor y ovinos.

El otro paso empleado fue el paso terrestre Puyehue descubierto en 1890 por los chilenos José Tauschek, Bernardo Azocar y Federico Ide, que comunicaba a la región con las ciudades chilenas de Osorno, Victoria y Valdivia.

El llamado camino de la Suiza Sudamericana era el Paso Pérez Rosales, ruta cordillerana lacustre por la que se iba desde San Carlos de Bariloche a Puerto Varas. Este paso también se denominó “De los Lagos”, ya que para cruzar la cordillera era necesario navegar el Lago Nahuel Huapi, el Lago Frías, el Lago Todos los Santos y eventualmente el Llanquihue. El trayecto de mercaderías y personas se iniciaba en vapor por el Nahuel Huapi hasta Puerto Blest, de allí en bote hasta Puerto Alegro; desde el lago Frías a la Casa Pangue a lomo de burro. De Casa Pangue en coche -cuando los hubo- o a caballo hasta Peulla. Al día siguiente en vapor por el lago Todos Los Santos hasta Petrohué, de allí en auto o caballo hasta Ensenada y nuevamente en barco a través del lago Llanquihue, hasta Puerto Varas, donde empezaba el último tramo por tierra. Esta ruta fue la utilizada para la comunicación con la ciudad portuaria de Puerto Montt.

Esta ciudad, fundada el 12 de febrero de 1853, fue el destino más importante de las producciones del Nahuel Huapi, sobre todo en articulación con la actividad comercial de ultramar. En 1894 Carlos Wiederhold instaló en Puerto Montt la casa comercial “Carlos Wiederhold y Cía.”, Con planes de expandir su actividad comercial se trasladó al Nahuel Huapi, acompañado de su hermano y del chilote Antonio Millaqueo.

En el Gran Lago, los hermanos Carlos y Germán Weiderhold inauguraron el 2 de febrero de 1895 su modesta casa comercial llamada “La Alemana” primero y “San Carlos” después, en lo que hoy es el casco urbano de la ciudad. Weiderhold vio la posibilidad de proveerse de mercadería europea que procedía de Hamburgo a través de la línea de navegación más importante de la época -el “Cosmos”- que surcaba el Estrecho de Magallanes. La mercadería era recibida por su firma comercial establecida en Puerto Montt, desde donde la transportaba la mercadería a Bariloche. Así, se estableció con Chile un comercio –principalmente vía lacustre- organizado de la siguiente manera: las poblaciones argentinas daban salida a los productos naturales, mientras que Chile proveía a los pueblos cordilleranos de productos manufacturados europeos, estableciéndose una triangulación mercantil entre Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo.

Desde el Nahuel Huapi se exportaban principalmente lanas y ganado en pie, provenientes del Nahuel Huapi y del oeste del Chubut, tal cual lo relató Francisco Moreno, asiduo viajero a la región de los lagos,

“el comercio de lanas, cueros, cerda, papas, queso, manteca y otros productos menos importantes permite despachar una embarcación quincenal a Puerto Blest, productos que son transportados en tres días a Puerto Montt, mientras que para llevarlos a Viedma se requería un mes y más...”

La ubicación estratégica de la ciudad de Puerto Montt la convirtió desde su fundación en un puerto comercial que recibía productos manufacturados europeos, incluidas maquinarias agrícolas, sobre todo de origen alemán, y enviaba a Europa frutos del país, carnes congeladas y lanas argentinas. Los primeros registros de exportación datan de 1882. En ellos figuran como los dos principales destinos Alemania y Perú, siendo los productos exportados madera, mantequilla, aguardiente, carne salada, suelas, conservas, cervezas y queso. Desde el puerto de Trumao, salían productos agrícolas como trigo, charqui, crin, lingue, lana, grasa, manteca. Otro comercio importante era el de animales en pie que, arribados desde la norpatagonia argentina- salían para el norte del territorio chileno.

En julio de 1899 se constituyó en Puerto Montt la sociedad comercial “Hube y Achelis”, que exportaba materias primas a Europa y compraba manufacturas procedentes de los puertos de Hamburgo y Bremen. La “Hube y Achelis”, que también se dedicaba a comunicar a toda la región a través del cabotaje por el río Maullín y el océano Pacífico, era propietaria de extensos territorios en el sur de Chile y Argentina. En la región del Gran Lago, compró todas las propiedades que poseía Carlos Weiderhold, transformándose en su heredera comercial.

Rodolfo Achelis, accionista de la importante empresa naviera Roland Linie fue quien, junto a Federico Hube, consolidó la incorporación de la región del Nahuel Huapi en el circuito comercial. La primera transacción está fechada en junio de 1900, consignándose una exportación al Nahuel Huapi de 4.018 bultos de mercadería, en su gran mayoría de origen chileno: Vinos, fideos, frijoles, cervezas, harinas, mantecas y conservas. En ese año se recibieron desde la región del Gran Lago 4.347 sacos de lana sucia de oveja, 10 sacos de crin, 10 sacos de cuero de guanaco, 10 cajones de plumas de avestruz y 77 atados de cueros ovejas.

A partir de 1904, el vapor Niko, de la Compañía de Navegación Cosmos con sede en Hamburgo, procedente de los puertos del Norte, llegó a Puerto Montt especialmente contratado por la empresa Hube y Achelis, que tenía 1064 bultos listos para su exportación. Otros comerciantes locales también aprovecharon el viaje para mandar sus productos a Europa. La empresa de Federico Hube y Rodolfo Achelis exportó en esa instancia 499 barriles de miel, 329 fardos de lana, 74 barriles de cera, 45 cueros salados, quesos, alerce y manihue. En 1910, debido a la magnitud de las operaciones comerciales, la Cosmos decidió emprender viajes directos Hamburgo- Bremen- Puerto Montt, con una frecuencia de un vapor cada 6 semanas . La empresa comercial y ganadera Chile –Argentina fue elegida entonces como agente consignatario de la compañía de navegación.

Si bien nos resulta imposible cuantificar el tráfico de ganado y lanas del Nahuel Huapi a Puerto Montt en este período, por la falta de registros aduaneros y de guías de traslado de animales, el trabajo en archivos chilenos, nos permitió identificar a través de la prensa regional del sur de Chile, el impacto que la producción del Gran Lago produjo en el mercado consumidor chileno y en la actividad comercial puertomonttina.

¿Era legal el intercambio comercial entre ambas regiones? En el primer lustro del siglo XX se dirimieron las cuestiones vinculadas a cómo considerar por parte ambos estados nacionales a las relaciones comerciales y económicas entre grupos argentinos y chilenos. En el caso específico de la región del Nahuel Huapi luego de una investigación a partir de una denuncia que por contrabando se le formuló a Federico Hube, por entonces, además de empresario, cónsul argentino en Puerto Montt, el problema de solucionó con la disposición del Presidente Julio A. Roca del 23 de agosto de 1904, que decretó zona libre de derechos aduaneros a toda la región del gran Lago.

Por disposición de Roca se declaró zona libre de derechos aduaneros en el territorio del Río Negro, a todo el departamento de Bariloche y la parte occidental del departamento 9 de Julio. Entre los argumentos esgrimidos para avalar esta resolución figuraban:

“Vista la presentación de los señores Hube y Achelis pobladores de la parte occidental del Río Negro, pidiendo para esa región las mismas libertades de que, para canon de Aduanas gozan los territorios limítrofes del Chubut y Neuquén y atento lo informado por la Inspección de Aduanas y teniendo en cuenta que aparte de que por razones de conveniencia pública, para fomento de esas localidades conviene definir a lo pedido, en nada se perjudica al comercio general, desde que por la distancia y condiciones que la rodean no pueden importarse mercaderías de contrabando en los territorios de la Pampa Central o de la provincia de Buenos Aires que disponen de Administraciones de Renta.”


Esta resolución, que a primera vista pareciera contradictoria con la idea de fortalecer las fronteras nacionales, debe comprenderse en el contexto posterior a los Pactos de Mayo, que signaron la cooperación bilateral y la decisión de los estados argentino y chileno de resolver pacíficamente las cuestiones de límites aún pendientes. . También, con seguridad, aportó a la decisión el hecho que, el Presidente de la Nación firmante de la concesión, estaba emparentado con la familia Uriburu- Castells, propietaria de amplias fracciones de tierra en territorio neuquino, las que fueron compradas por los socios de la compañía chilena. La connivencia de intereses entre destacadas familias de la burguesía chilena con sus pares de Argentina fue, sin duda, avalada por el poder central y demuestra la articulación entre parentesco, negocios y la posición social de ambos grupos. (Bandieri, 1999).

En su discurso de cierre del informe de la Chile Argentina como director gerente, Federico Hube consideró a este decreto presidencial como “el principio de la unión comercial después del arreglo de límites y confraternidad entre las dos repúblicas, al amparo de lo cual se formará un dilatado progreso en esas regiones, casi del todo inhabitadas hasta hoy.”

En síntesis, desde fines del siglo XIX y hasta las dos primeras décadas del siglo XX, el principio que primó fue el de “cordillera libre”, salvo en los casos de imposición de medidas proteccionistas por parte del gobierno chileno, ante las que el gobierno argentino respondió con un gravamen al ganado chileno que habitualmente invernaba de este lado de los Andes. En la región del Nahuel Huapi – al igual que en zonas de territorio neuquino y el paso de El Manso, del norte de Chubut- al no tener una aduana habilitada- los intercambios se realizaban sin ningún tipo de control, ya que era imposible exigir a los comerciantes el trasladarse cientos de kilómetros en busca de una receptoría aduanera para pagar impuestos.


La Compañía Comercial y Ganadera Chile Argentina y la triangulación Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo


Las sociedades de capitales chilenos o germano-chilenos que participaron de las actividades económicas de la norpatagonia argentina en las primeras décadas del S. XX. tuvieron como objetivo central poner en producción y comercialización en los mercados chilenos, así como su transformación y posterior exportación, la producción (lanas, cueros y ganado en pie) extraída en territorio argentino.

Tal es el caso de la compañía Chile-Argentina, que constituye un caso paradigmático por la magnitud de sus inversiones y negocios, inusuales para la zona y para la época. Sus operaciones económicas a escala regional y patagónica impactaron en San Carlos de Bariloche, marcando el ritmo de las prácticas sociales y económicas de la región del gran lago por casi dos décadas.

Esta sociedad llegó a ser la poseedora de la mayor superficie de tierra concentrada por un solo dueño en territorio neuquino, de 419.737 hectáreas (Bandieri, Blanco:1998,64), a través de la adquisición en bloque de un conjunto de tierras colindantes entre sí, compradas directamente a sus propietarios - quienes a su vez las habían recibido como concesiones a colonizar por el estado argentino-, o adquiridas por medio de otras sociedades, a través de la fusión o la compra de tierras a éstas. También arrendó otras 162.000 hectáreas de diversos propietarios en territorio rionegrino, centralizando la administración de la parte ganadera en la estancia Chacabuco, donde residía el coronel del ejército alemán barón von Reichnacht. Este conjunto de estancias que constituyeron una única unidad de producción.

En la región del Nahuel Huapi el interés de la “Chile Argentina” fue principalmente comercial y su objetivo radicó en habilitar un puerto que recibiera y enviara mercaderías de Chile y que distribuyera éstas en las sucursales menores que la Compañía –alrededor de 14- poseía en el interior del territorio de Río Negro.

En el año 1904 la Sociedad era propietaria de los vapores “Cóndor” en el Nahuel Huapi y “Tronador” en el lago Todos Los Santos, además de numerosas lanchas que secundaban los traslados. Poseía propiedades en Puerto Varas, Frutillar, Puerto Ensenada, Lago Todos Los Santos, y Puerto Peulla. Más de 100.000 ovejas y algunos miles de vacunos, y una variada existencia de mercaderías en Puerto Montt y en todas las sucursales de Chile y Argentina, la definían como la compañía más poderosa que haya existido hasta entonces.

La importancia que adquirió esta actividad comercial hizo que en 1905 el gobierno chileno nombrara su primer cónsul en el Nahuel Huapi mientras que, sin éxito, los pequeños comerciantes argentinos continuaban quejándose a las autoridades nacionales porque no podían competir con semejante emporio.

En el Gran Lago, la Chile Argentina, proveyó a la región de insumos básicos para la subsistencia, concentró las actividades comerciales, la propiedad de la tierra, la posibilidad de trabajo de los habitantes, el poder político de las Comisiones de Fomento, y tuvo influencia, sin duda, sobre la policía local, el juzgado de paz y la educación, ya que era quien proveía de los edificios para que estas instituciones funcionaran y muchas veces, era ella quien pagaba los sueldos de los empleados públicos.

Los relatos de viajeros y las impresiones de los visitantes, sumado a la opinión de funcionarios oficiales y vecinos, nos permiten vislumbrar cómo la Chile-Argentina influyó sobre la vida pública en el proceso de formación del núcleo urbano y la colonia agrícola -pastoril. En 1905, un viajero alemán – del que desconocemos nombre- fue invitado por el director de la Compañía, a conocer la casa central de Puerto Montt y su sucursal en el Nahuel Huapi. Según las impresiones del visitante:

"Aquí (en Puerto Montt) se puede comprar de todo tipo de mercaderías como: Artículos de almacén, artículos de lujo, relojes, artículos de oro, géneros, botas, capas de agua, ponchos, artículos de ferretería, pianos, Polyphons; al igual que arados y máquinas trilladoras... En la sección de exportación hay una bodega en que se almacenan: Mantequilla, barriles de miel, (...) lo que en parte se envía a Valparaíso y parte se exporta. En otro galpón se almacena lana, que se trae en sacos desde Argentina y se enfarda para ser enviada a Europa. (La sociedad posee) una Casa Comercial en San Carlos de Bariloche y más de 350.000 hectáreas de tierra para labranza y ganadería en su estancia de San Ramón en las cercanías del Limay, la que está poblada y da buenos resultados. Además arrienda 162.500 hectáreas de terreno. Para el transporte en la Cordillera posee la Sociedad 31 carretas, 230 bueyes y 130 caballos y mulas, lo que seguramente no será suficiente en poco tiempo más, ya que rápidamente aumenta el transporte de mercadería. La dirección de la Sociedad como también los empleados son todos alemanes y los obreros chilenos.”


Jules Huret , un periodista y escritor francés, también dejó testimonio de su paso por Bariloche en la década del diez:

“Me quedaba por ver en San Carlos la “tienda” de la sociedad chileno-argentina que, con la hostería, es el lugar más animado del pueblo. Es una especie de gran bazar que tiene de abacería, quincallería, farmacia, perfumería, y estando perfectamente adaptado a las necesidades de estas comarcas y en donde se ven instaladas las “fruslerías” de fabricación alemana. Se venden arañas, lámparas, camas de hierro, arneses, sillas de montar, herramientas, juguetes alemanes, champagne en cajas, conservas, espuelas y estribos, correas, máquinas agrícolas, así como ropas de hombre y de mujer. ”

Explicaba Huret el circuito comercial, a partir de la triangulación Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo:

“Uno de los principales negocios de esta sociedad consiste en comprar en sus almacenes la lana del ganado de la región, pagar su valor en mercancías y expedirla a Chile para su exportación a Europa. Igual criterio se seguía con la miel, la cera, la manteca y el ganado mismo que se cambiaban por paños, telas, artículos de mercería, abacería y quincalla y máquinas agrícolas. Con respecto del establecimiento de los valores para la realización de estos “trueques”, los comisionistas y fabricantes de Hamburgo remitían cada tres meses las listas de precios y catálogos de los productos, lo que facilitaba las transacciones.”


A manera de epílogo. Crisis y declinación del circuito mercantil


Como hemos expuesto, en la región del Lago Nahuel Huapi entre 1880 y 1920 se conectaron las historias de espacios circundantes al Gran Lago, como el núcleo urbano de San Carlos de Bariloche, y otros espacios sociales más alejados como lo son puertos y ciudades chilenas del sur, en especial la ciudad de Puerto Montt. Estos espacios sociales conformaron un complejo sistema de intercambios y redes comerciales y sociales integrado a las posibilidades y demandas del mercado chileno y ultramarino.

La actividad comercial posibilitó en el espacio regional procesos de acumulación, concebida éste en un sentido amplio que incluye moneda circulante, inmuebles, unidades mercantiles y productivas-y, en el caso de algunas, sociedades, como la Compañía Comercial y Ganadera Chile Argentina, la compra y venta de tierra, la que, por aumento constante de su precio, resultó una muy buena estrategia de inversión.

La Chile-Argentina fue un claro ejemplo de la modalidad de inversión de los capitales chilenos en la región- a las inversiones en tierras se le sumó la actividad comercial-. La “Compañía” se convirtió en la más importante del espacio regional, debido a su articulación con las burguesías locales y su rol de compradora de materias primas y proveedora de insumos, trabajo, vivienda y posibilidades de crecimiento individual. El análisis de sus actividades nos permitió observar cómo las prácticas económicas influyeron en las redes sociales e impactaron en las decisiones políticas que, a pesar de un discurso nacionalista instalado como oficial en el siglo XX, permitieron e incentivaron el desarrollo de las inversiones chilenas en la zona andina.

Este circuito comercial entre Bariloche, Puerto Montt y el mercado europeo se mantuvo vigente hasta el inicio de la primera guerra mundial, acontecimiento que, en convergencia con otros factores, inicia un proceso de declinación de las prácticas mercantiles a ambos lados de la Cordillera de los Andes.

La Primera Guerra Mundial desatada en el escenario europeo en 1914, generó la brusca caída de los ingresos de aduana y la paralización de las actividades de las empresas Roland Linie y Cosmos. En octubre de 1914 el ingreso aduanero en Puerto Montt fue, debido a la contienda, 20 veces menor que en el mes de septiembre de ese año. La compañía comercial y ganadera Chile-Argentina inició entonces un proceso de liquidación y la comunicación con el Nahuel Huapi vía paso Pérez Rosales comenzó a restringirse.
La llegada del ferrocarril a Puerto Montt y el final del la Gran Guerra, produjeron sobre finales de la década de 1910 un reacomodamiento de las actividades económicas y los circuitos mercantiles entre el Gran Lago y la zona sur chilena, profundizando el proceso de aletargamiento de los intercambios que culminará prácticamente con su desaparición, hacia la década de 1920.
Fue precisamente en 1920, cuando el Estado Argentino dispuso la creación de una aduana nacional, que dificultó las exportaciones argentinas al encarecer los productos, los que debían empezar a pagar impuestos. En diciembre de ese año, en plena crisis ganadera producto de la post-guerra, se instaló en San Carlos de Bariloche, una “Receptoría de Rentas Nacionales”. Ésta no fue la única aduana creada en estos años, sino una de las muchas que se inauguraron en el país en pos del objetivo de centralizar el control en Buenos Aires y establecer una estricta política oficial para evitar cualquier evasión, ya que la aduana era la mayor fuente de ingresos del Estado Nacional .

La aduana fue recibida por algunos medios de comunicación con beneplácito al concebirla como un signo de argentinidad, mientras que otros vieron en esta decisión un nuevo factor de acrecentamiento de la crisis económica, ya que inevitablemente, aumentaría el costo de vida en el espacio regional. El diario la “Nueva Era”, por ejemplo, fustigó la medida sosteniendo que lo que hacía falta en el oeste del territorio rionegrino no era una aduana, sino destacamentos policiales y medidas que fomentaran la explotación racional de las producciones locales par su comercialización. Con respecto a la receptoría sostuvo que “ se espera que el contralor aduanero sea ejercido en forma discreta para no trabar el desarrollo comercial o agravar las condiciones de vida de la comarca...” De tenor similar fueran las expresiones vertidas en el periódico “Río Negro”,

“ No se nos oculta que si se aplica con vigor la vigilancia en las regiones andinas, se encarecerá la vida para los moradores del límite andino. Y nos preguntamos: ¿no sería más sensato y patriótico que antes se diera a estos pobladores facilidades para sus contactos con las vías del ferrocarril y los puertos?.

Más allá de las demandas y las quejas de la prensa y los pobladores, la aduana de Bariloche siguió funcionando. El impacto que produjo en el Gran Lago fue muy importante para la dinámica de los circuitos mercantiles regionales y para la vida cotidiana de los moradores del Nahuel Huapi. La decisión política de crear un resguardo aduanero significó la estocada final para la región económica de San Carlos de Bariloche y Puerto Montt vinculada por sólidos circuitos comerciales. La coyuntura política y económica de los años 20 a ambos lado de la Cordillera de los Andes, marcó la agonía de un Bariloche agrícola--ganadero y comercial vinculado estrechamente al pueblo chileno del sur, quien durante más de veinte años le proveyó de capital, mercaderías y sobre todo, población.


BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS


La autora es coordinadora de la Carrera de Historia de la Universidad Nacional del Comahue. Centro Regional Universitario Bariloche. Miembro del CEHIR.
Moreno, Francisco (1896): “Apuntes preliminares”. Citado en Diario Río Negro, General Roca, 3 de mayo de 1991. Archivo del Diario Río Negro, General Roca.
Diario “El Llanquihue”. 9 de junio de 1900. Archivo del Diario El Llanquihue. Puerto Montt.

Comercio Bariloche. Chile Argentina. 1904. Boletín 9.0001. Archivo Histórico Regional, Bariloche.
Informe de Hube como director gerente de la Chile-Argentina, Ibídem.
En 1911, decretó una traba aduanera y en agosto de 1917 gravó la exportación de animales.
“De puerto Montt a Puerto Varas en 1905. Relato de un visitante. Traducción. B. Horn.
En Kinzel, K. Puerto Varas. 130 años de historia.1852-1983 s/p/i. Biblioteca del Museo de la Patagonia. Bariloche, p. 170

Huret, Jules: Del Plata a la Cordillera de los Andes, citado por Diario Río Negro, 3 de mayo de 1991. Archivo Diario Río Negro. General Roca.

Archivo Frey. 1914. Museo de la Patagonia. Bariloche.


En el caso de la Patagonia austral, por ejemplo, la medida aduanera estaba orientada a romper el funcionamiento de la región autárquica de Santa Cruz y a integrar Puerto Deseado con Buenos Aires. La aplicación de la Ley de Cabotaje -de 1910- también perseguía este objetivo ya que estipulaba que se concedería a los buques de países limítrofes el mismo tratamiento que a los nacionales, siempre que dichas naciones hicieran lo mismo con los argentinos. Caso contrario, los buques extranjeros debían abonar en cada viaje, como derecho de fondeadero cien pesos moneda nacional si fueran considerados como vapores de correo. Como esta decisión afectaba directamente los intereses de las compañías de navegación chilenas, los grupos societales más importantes, como la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, optaron por navegar en aguas argentinas con vapores de bandera argentina y así sortear los escollos que le ponía esta Ley.
Diario la Nueva Era. 9 de mayo de 1920. Notas de igual temor se publicaron el 27 de mayo de 1920 y 1° de agosto de 1920.Archivo Histórico de la Provincia de Río Negro. Viedma.
“Río Negro”, 3 de octubre de 1922. Archivo Diario Río Negro. General Roca, Río Negro.

Bandieri, Susana (1999) “Neuquén en debate: acerca de la continuidad o ruptura del espacio mercantil andino”. Anuario IEHS, Nº 14, Tandil, Universidad Nacional del Centro.

Blanco, Graciela (2002) "Tierra, Ganado y Empresas en Neuquén. Poder público e inversiones privadas- 1870-1970”. Tesis doctoral. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de la Plata. Inédito.

Bandieri, Susana y Blanco, Graciela
(1998) “Propietarios y ganaderos chilenos en Neuquén: una particular estrategia de inversión" (fines del S. XIX y comienzos del XX)2, en Revista Estudios Trasandinos, Año 2, Nº 2, Santiago de Chile.

Bandieri, Susana
(2001,comp.) Cruzando la Cordillera...La frontera argentino-chilena como espacio social. Neuquén, Universidad Nacional del Comahue.


Autor: Marta Carbonero para Bariloche.Org
Fotos: Material de archivo histórico