Georges Lukács en una de sus últimas obras [Prolégomènes à l'ontologie de l'être social] nos dice: “incluso allí donde el determinismo biológico es indubitable, como en el caso de la existencia humana, este monopolio de la determinación acaba por llevar a deformaciones. El ejemplo mayor, en cuanto a los peligros que están vinculados a este absolutismo que procede a generalizaciones abusivas, es la psicología, sobre todo la pretendida psicología de las profundidades, hoy en boga, freudismoincluido”.
Palabras que implican toda una ontología que a lo largo de su trayectoria filosófica Lukács no ha abandonado y que ha ido perfilando hasta dejarnos este monumento filosófico que es la Ontología del ser social. El rechazo y, al mismo tiempo, crítica radical del peligro del “reduccionismo” que supone el “naturalizar” al ser humano ya lo encontramos en una de sus obras fundamentales [ El asalto a la razón], donde va a la raíz de lo que fue la ontología nazi y de sus implicaciones políticas en el exterminio y en el eugenismo. Pero vayamos por partes
¿Qué es el darwinismo social?
Dicha concepción es contemporánea de Darwin. Pero en ningún momento fue aceptada por aquél y por otro lado incluso llega a separarse y criticar sus conclusiones en una obra como fue El origen del hombre donde resalta que el ser humano aplica un principio que contradice la “lucha por la existencia”. Dicho principio no es otro que el “efecto reversivo” de la evolución; también delimitado por Patrick Tort[L'effet Darwin].
La filosofía evolucionista o el evolucionismo filosófico fue la filosofía desarrollada por H. Spencer. Este convierte el concepto de evolución en el centro de su concepción del mundo y no sólo en una parte de su filosofía; por consiguiente convierte la “ley de la evolución” en una ley universal de progreso. Dicha ley es un absoluto. En Spencer (hombre de su tiempo) se fundamenta una ideología conservadora propia de su ultra liberalismo conservador y que sirve a los intereses de la burguesía victoriana. Pero a la vez acepta las tesis de Malthus junto a la influencia que también tuvo de Lyell (aunque dicha influencia fue destructora), pues de este comenzó a aceptar “la hipótesis del desarrollo”.
La “ley de la evolución” le permite hablar de progreso con lo que se adentra en un cierto positivismo. Pero lo que nos interesa es como aplica “erróneamente” las tesis evolucionistas a la sociología. Lo que consigue es rechazar el concepto de adaptación de su sociología. Pues al aplicar de una manera absolutista su filosofía evolucionista cae en un idealismo. En última instancia llega a concebir la sociedad como un organismo, con lo que lleva a la práctica las aspiraciones de una burguesía victoriana que va camino de convertirse en burguesía industrial: la sociedad es un organismo y evoluciona como un organismo.
¿Qué sustituye a la adaptación? La ley de la supervivencia (Malthus) Si ya la ley se tradujo en el Ensayo sobre la población al problema de los salarios, Spencer lo absolutiza y lo lleva a la teoría social mediante lo cual se defiende que “los menos adaptados deben ser eliminados sin consideración ni recursos”. Buena conclusión conservadora ya que dicha tesis nos lleva a negar cualquier tipo de política asistencia y a rechazar que el Estado beneficie a los más desfavorecidos.
La sociedad se convierte en una “jungla” con una competencia feroz en donde el que no arriesgue lo más seguro es que no sobreviva; y, en última instancia, el que no arriesgue es que un vago y deviene una escoria [¡qué poco quedaba para el neoliberalismo!]. La filosofía de Spencer, su evolucionismo filosófico es la raíz y el basamento de una ideología conservadora que conlleva al liber[al]ismo económico.
Darwinismo social y fascismo
El marxismo siempre ha rechazado este tipo de filosofía basada en el racismo y en “la lucha por la existencia”. Es verdad que ni Marx niEngels leyeron La filiation de l´homme de Darwin; por lo que no tuvieron conocimiento de lo que se conoce como el “efecto reversivo” de la evolución. Pero siempre entendieron el papel revolucionario de la teoría de la evolución y si criticaron algo fue la influencia que la ideología dominante tuvo en su teoría como bien dice Alan Woods: “Las capas medias de la Inglaterra victoriana se enorgullecían de ser personas prácticas, con don para hacer dinero y “tener éxito en la vida”. El primero en describir la selección natural como la “supervivencia de los más fuertes” no fue Darwin, sino Hebert Spencer en 1864. Darwin no estaba preocupado por el progreso en el sentido de Spencer (progreso humano basado en la eliminación de los más “débiles”) y era reacio a adoptar su frase. Es más Darwin utilizó metafóricamente la expresión “lucha por la supervivencia”, pero fue tergiversado por los conservadores que utilizaron las teorías de Darwin para sus propios objetivos” [Razón y revolución]
La burguesía siempre ha utilizado el biologismo en momentos de crisis del sistema. Hoy toda la ideología neoliberal se baña filosóficamente en aquél. El biologismo utilizado en sociología (como hace la burguesía) siempre lleva a tendencias reaccionarias que en última instancia supeditan la lucha de clases a la lucha de razas. Es lo que vimos en la década de los 90 fundamentalmente en la extinta Yugoslavia; pero a la vez es la misma tendencia que llevó al eugenismo y al exterminio de razas llevado a cabo por el nazismo.
Lukacs en una obra monumental, escrita en 1953, [El asalto a la razón] estudia la ideología nazi y como el “irracionalismo de la filosofía de la vida” junto al biologismo conlleva a una “concepción del mundo” fascista. Y Lukacs realiza una crítica implacable al darwinismo social que impregna el biologismo nazi y que da lugar a una concepción racista del Estado y de las clases sociales. El nazismo con el darwinismo social llega a una conclusión patente: “de las premisas que dejamos esbozadas se desprende, en efecto, imperativamente la consecuencia de que la sociología debe sustituir la clase por la raza, principalmente porque se considera la violencia como el elemento primario del desarrollo del Estado, por donde la división en clases se revela como la dominación de una raza sobre la otra” [El asalto a la razón]. Se identifica raza y clases.
Setena años más tarde, la nueva burguesía senil, vuelve a utilizar los mismos argumentos para acabar con la propiedad social y para desintegra un Estado como Yugoslavia. De nuevo se vuelve a utilizar el biologismo y el darwinismo social hace acto de presencia mediante la limpieza étnica (“donde haya un serbio es Serbia”).
Lukács también se da cuenta de que ideólogos fascistas (y racistas) como Gobineau tienen un objetivo fundamental: la lucha contra la democracia ya que con ello está luchando contra una idea que subyace en dicho régimen y que él considera como antinatural que no es otra que la “igualdad entre los hombres”
Si el racismo lleva a sustituir las clases por las razas ha de negar la economía clásica y basar la nueva sociología en “leyes naturales. Por tanto el darwinismo social en la época nazi “hace desaparecer de la sociología no sólo todas las categorías económicas, sino también las clases. Pasa a ocupar su sitio la “lucha por la existencia” entre razas. En tercer lugar, la opresión, la desigualdad, la explotación, etc., aparecen aquí como “hechos naturales”, como leyes de la “naturaleza”, y, en cuanto tales, inevitables e indestructibles” [El Asalto a la razón]
El darwinismo social lleva a la “resignación” y en última instancia es una apología del capitalismo que suprime la historia y rechaza el progreso. La desigualdad natural es la principal ley del darwinismo social.
Razón y revolución.
La filosofía marxista siempre ha supuesto una praxis política y teórica, constantemente ha buscado el punto de vista de clase. Es una intervención política que ha servido para desenmascarar la ideología burguesa. El darwinismo social ha sido uno de los instrumentos de dicha ideología burguesa que han sido utilizados para mantener su hegemonía como clase, incluso dentro del movimiento obrero. Por ejemplo, para esto es para lo que ha servido el determinismo biológico.
¿Qué es el determinismo biológico? “El determinismo biológico está estrechamente vinculado al reduccionismo. Plantea, por ejemplo, que el comportamiento de los seres humanos está determinado por los genes de cada individuo, lo que lleva a la conclusión de que la sociedad está gobernada por la suma de comportamientos individuales de toda la población. Este control genético es el equivalente a las viejas ideas expresadas en la frase “naturaleza humana” [Alan Woods y Ted Grant, Razón y revolución]. Si la conducta está determinada por los genes podemos manipular la conducta humana. Tal era el proyecto de los psicólogos; aplicar los éxitos producidos por la manipulación de la conducta de los animales, aplicándolos al ser humano. Aparece el Conductismo que es la psicología de la conducta. Uno de sus fundadores Skinner.
El conductismo fue una psicología “reduccionista” y meramente mecanicista con respecto a la conducta humana. El mismo Alan Woods nos lo confirma. ¿Podemos predecir la futura conducta de un criminal? Podemos manipular la conducta del ser humano? En última instancia ¿podemos terminar con la criminalidad? Tal es lo que pensaba dicha psicología. La excelente película de la Naranja mecánica nos relata precisamente este proyecto. S como si pudiéramos utilizar un bisturí para en un momento determinado realizar una incisión en el cerebro humano y conseguir que desaparezca el “departamento” de la agresividad. El conductismo es una psicología reduccionista que lo basa todo en la química y en la biología. Adentrémonos en la genética y utilicemos las tijeras para cortar el ADN a gusto del consumidor.
Sin embargo, este tipo de reduccionismo se olvida del aporte de Lamarck ya que “los rasgos adquiridos (derivados del entorno) no se transmiten biológicamente”. Alan Woods defiende que se produce una relación dialéctica entre los genes y el entrono ya que “la evolución humana tiene una “naturaleza” y una “historia”. La materia prima genética entra en una relación dinámica con el entorno social, cultural y económico”. Pero incluso más adelante confirma dicha relación: “los biólogos dividen el organismo en dos partes: el genotipo (el conjunto de genes) y el fenotipo (los rasgos que se manifiestan). Es un error considerar que la relación entre ambos es simplemente de causa- efecto, que el genotipo es anterior al fenotipo y, por lo tanto, es el factor decisivo de la ecuación. Nacemos con unos genes determinados que no se pueden alterar, y esto decide nuestro destino de una forma decisiva como la posición de los planetas para la astrología” [Razón y revolución].
La teoría de la evolución nos habla de la adaptación. El evolucionista Piotr Kropotkin nos lo confirma en una excelente obra: “a partir de los libros de notas de Darwin podemos ver que, en 1837, antes de que hubiera leído (en octubre de 1838) Essay on Population de Malthus, explicaba la aparición de especies nuevas, principalmente, gracias a la adaptación de éstas a circunstancias modificadas. Incluso en 1844, después de haber leído el Essay de Malthus siguió otorgando preponderancia a la acción directa del medio. Sin embargo, su opinión varió, y a finales de 1856 escribía a Hooker que, después de haber estudiado la variación por domesticación, había llegado a la conclusión de que las “condiciones externas, hacen muy poco por si mismas” [P. Kropotkin, La selección natural y el apoyo mutuo].
Se produce una relación dialéctica, que en el fondo es una interconexión, entre genes y ambiente. Las excelentes aportaciones deKropotkin (un excelente estudio que se tendría que tener siempre presente) nos señalan que existen tres elementos en la evolución: el aislamiento, la dificultad de la selección natural para producir una nueva especie y la acción directa del medio y su capacidad para producir transformaciones en los seres vivos.
El marxismo utiliza la ciencia contemporánea y un aporte en dicha interrelación dialéctica la encontramos en la epistemología genética de Piaget que tanto influyó en el marxismo de L. Goldman y en su “estructuralismo genético” que una obra colectiva sobre Piaget nos habla sobre la noción de equilibrio : “efectivamente, ninguna concepción determinista, mecanicista o simplemente positivista de la vida social logrará explicar por qué el equilibrio relativo, una vez establecido, entre el sujeto y el objeto no es definitivo, sino que se ve superado en un plazo más o menos largo”.
Uno de los mejores críticos de Piaget fue el pedagogo ruso Vigotsky, que en la década de 1930 elaboró una teoría alternativa al estudio de la inteligencia y el lenguaje realizado por Piaget. El psicólogo ruso diferencia la conducta del niño con respecto al adulto, pero incluso se separa de Piaget cuando estudia la conducta infantil y sobre todo en lo que refiere a las reacciones complejas: “No es cierto que una reacción compleja consista en una cadena de procesos separados que podrían sustraerse arbitrariamente. Cualquier reacción de este tipo refleja procesos que dependen de todo el proceso de aprendizaje a todos los niveles de práctica. Este análisis mecánico sustituye las relaciones existentes entre estímulos por las relaciones subyacentes al proceso de elección” [Lev S. Vygotsky, El desarrollo de los procesos psicológicos superiores].
El niño no nace aislado, es un ser social desde su nacimiento e interrelaciona con el medio. Alan Woods siguiendo a la psicología nos dice lo siguiente: “Al nacer, el niño sólo conoce reflejos. Pero esto no significa pasividad. Desde su nacimiento, la relación del niño con su entorno es activa y práctica. No piensa sólo con la cabeza, sino con todo su cuerpo. El desarrollo del cerebro y de la conciencia está relacionado con toda su actividad” [Razón y revolución]
Existe una interrelación dialéctica entre la biología y el medio. No podemos reducir nuestra conducta sólo a lo físico o a lo biológico. El determinismo sólo sirve a los intereses de la burguesía para mantener la explotación. Tal es lo que sucede con la aplicación por parte de la burguesía con los Test de Inteligencia. El utilizar unilateralmente estos descubrimientos pueden llevar a error y a confusiones. Los test de inteligencia se utilizaron de una forma unilateral e indebida. El mismo evolucionista Stephen Jay Gould tienen una obra expresamente para desenmascaran dichos test y cualquier tipo de teoría racista [La falsa medida del hombre]. Los psicólogos utilizaron una unidad de medida y extrapolaron lo preconcebido hacia la totalidad humana.
Pero ¿qué es la inteligencia? “No es algo fijo, como planteó Burt, sino elástico. El potencial del cerebro humano no tiene límites. La tarea de la sociedad es que el ser humano puede realizar ese potencial, dado que el entorno puede restringirlo o realzarlo. Un niño que crezca en un entorno social desfavorable estará en desventaja respecto a otro que tenga todas sus necesidades satisfechas. El origen social es extremadamente importante. Si cambias el entorno, cambias al niño” [Razón y revolución]
La psicología unifica y al utilizar la estadística manipula, pues aísla el entorno al que convierte en una variable invisible y por tanto inutilizable. Con lo cual refuerza el conformismo social y enajena la voluntad de aquellos a los que la ley considera iguales, para en la práctica afianzar la desigualdad social. En definitiva “los deterministas biológicos son utilizados para reforzar las ideas sociales reaccionarias. La culpa el crimen, la pobreza, el paro, etc, no la tiene la sociedad, sino el individuo, por sus deficiencias biológicas o genéticas”. Tesis que encontramos en el neoliberalismo y en sus tesis económicas cuando se afirma que hay que retirar los subsidios de paro ya que el obrero en paro es un vago que no quiere trabajar. La culpa es del obrero que en la teoría de juegos o en la elección racional no arriesga (como hace el empresario) sino que es un outsider.
La burguesía traslada a la totalidad de la sociedad el juego de la mano invisible. Es la vuelta en una etapa senil de la burguesía a la teoría hobbesiana del egoísmo racional. La burguesía utiliza su propia ideología “revolucionaria” para mantenerse hegemónicamente, y en su etapa senil introduce la guerra permanente en la sociedad.
La realidad es muy distinta, tanto desde el marxismo como del evolucionismo. El mismo Darwin rechazó las tesis de Spencer en su obra referida al hombre, introduciendo la tesis del efecto reversivo que viene a decirnos que: “Se pasa por tanto de la eliminación (naturaleza, salvajismo, barbarie) a la eliminación de la eliminación (civilización) y, con el desarrollo de la moral y el derecho, a la prescripción de conductas antieliminatorias” (Patrick Tort, L'effet Darwin]. En resumidas cuentas lo que la naturaleza elimina, la civilización preserva.
Desde el marxismo frente a la lucha por la existencia de la naturaleza se nos habla de la cooperación algo más cercano a las tesis del apoyo mutuo del evolucionista Kropotkin. El marxista Alan Woods confirma el rechazo radical a cualquier forma de determinismo: “La sociedad, durante la mayor parte de su existencia, se ha basado en la cooperación. De hecho, sin ella los seres humanos nunca se hubieran elevado por encima del nivel animal. Lejos de ser un componente esencial de la psicología humana, la competencia es un fenómeno relativamente reciente, un reflejo de la sociedad basada en la producción de bienes, que pervierte y cambia la naturaleza humana hacia modelo de comportamiento que hubieran sido considerados aberrantes y antinaturales en el pasado.”. [Razón y revolución].
Javier Mendez-Vigo